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Alianzas y frentes en la lucha de liberación

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Apuntes para dialogar sobre alianzas y frentes en la lucha de liberación nacional

Manuel E Melendez Lavandero Comités de la Resistencia Boricua

“El marxismo en modo alguno se limita a las formas de lucha posible y existente solamente en un momento dado, sino que reconoce la inevitable necesidad de formas de lucha nuevas, desconocidas para quienes actúan en un periodo determinado y que surgen al cambiar la coyuntura social dada” Lenin

Las conversaciones entre organizaciones políticas como el Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana en torno a posibles alianzas de cara a las elecciones del 2024 pueden ser un gran paso de avance. Lo es en cuanto que es importante darle espacio a todo proceso de diálogo y concertación que apunte a unificar esfuerzos con el objetivo de superar la relación imperio-colonia. 

Los partidos coloniales, en franca decadencia, al ser expresiones de la política opresora del invasor, son muestra evidente del fracaso del proyecto colonial. La crisis económica, política, social y moral que vive el país, es un reflejo del colapso de modelo depredador del capitalismo salvaje y de su proceso acelerado de descomposición interna como proyecto hegemónico. Esto, mientras patentizan, desde su arrogante privilegio imperial, una visión clasista de que la colonia es para extraerle riquezas, generar ganancias para el gran capital y los parásitos a su servicio. No se ocultan, lo devoran todo, se sienten seguros en su nicho de poder. Hay que estremecer la realidad colonial.

Para enfrentarles se hace necesario oponerle la fuerza del pueblo organizado, en todos los frentes.

Es importante reconocer que hay organizaciones, cuyo eje central, su campo principal de acción, sea el camino electoral. La expresión electoral en partidos políticos anticoloniales, con agenda que plantean una mejor distribución de riquezas, justicia social, democracia participativa de bases, son una fuerza de oposición y resistencia; ocupan espacios visibles y propicios para denunciar, educar, agitar y movilizar al país en contra de la corrupción, el saqueo de fondos públicos, la injusticia y desigualdad social, la situación colonial. 

En el proceso de diálogos, encuentros y acuerdos para construir una alianza electoral, se pueden ir tejiendo redes que ayuden al objetivo de acumulación de fuerzas y poder, necesarios para radicalizar la lucha social y esta pueda dar un salto cualitativo hacia el objetivo de una Patria Libre. Nos parece, sin embargo, que es importante entender que eso no lo es todo. La Revolución no se define en una elección.

En el proceso de construir alianzas hay que contar con que existen multiplicidad de sectores que enfocan en las luchas sociales y que giran en torno a temáticas muy específicas como luchas ambientales, por vivienda accesible, contra el desplazamiento poblacional, feministas, contra la violencia de géneros, comunitarias, contra el racismo, culturales, estudiantiles, obreras, agrícolas, entre otras. Muy posiblemente, una mayoría de ellos y ellas son conscientes que la contradicción imperio-colonia esta al centro de toda la problemática social. Hay un espacio que posibilita profundizar en el trabajo educativo e ideológico con esos movimientos. Para ello es importante extender puentes de comunicación con estos sectores vivos de la sociedad. El objetivo inicial debe ser el dialogo franco, explorando posibilidades de llegar a, o profundizar en, acuerdos recíprocos, de coordinación de esfuerzos y el trabajo solidario, tanto en las urnas, como en las diferentes luchas en la calle. 

La lucha de liberación nacional debe ocupar una prioridad estratégica. Un nuevo Puerto Rico no puede surgir bajo la ocupación yanqui. Hay que insistir en este tema que, históricamente, no admite posposición. Para superar la colonia y construir, no un Puerto Rico posible, sino el Puerto Rico necesario, hay que plantear la ruptura con la subordinación política, haciendo frente al imperio. Se hace necesario construir una alianza para la ruptura, que cuente con la participación de las y los militantes de luchas sociales, de figuras del mundo académico, intelectual, cultural, religioso progresista, entre otras.

Por otro lado, habrá organizaciones que le darán prioridad absoluta a la lucha amada y actividades clandestinas. Es importante contar con una reserva estratégica que pueda enfrentar las fuerzas represivas, castigar a los enemigos del pueblo y contribuya a acumular poder político-militar necesario para dar impulso a un auge revolucionario de la lucha del pueblo. El derecho de recurrir a la acción armada le es reconocido a los pueblos que luchan para sacudirse de su condición colonial. Hay que educar a nuestro pueblo sobre este tema, comenzando por nuestras bases de militancia política. 

Reconociendo la existencia de esos múltiples sectores y frentes de lucha, nuestras consignas y visión organizativa, debe proyectar unidad en la diversidad. Hay que atajar el sectarismo y las luchas fratricidas. Tenemos que estar a la altura de las exigencias del minuto histórico. Debemos trabajar y coexistir en un marco de respeto, comunicación y entendimientos que ayude a consolidar un bloque de poder revolucionario que pueda ser el preludio a la creación de un Frente de Liberación Nacional, con voluntad de poder.

En la lucha de liberación nacional debe haber espacios para todos aquellas(os) que se ubiquen, en cualquiera de los frentes de lucha contra el colonialismo y que aspiren a un mejor país, pensando en su conjunto; social, político, económico, jurídico. Un país equitativo, incluyente, educado, saludable, alimentado, cuidado, fuerte, orgulloso, LIBRE y verdaderamente democrático. 

A esa meta llegaremos, con la sabia y metódica implementación de los mejores estilos de trabajo, articulando todos los medios y métodos de lucha; tanto los creados o por existir. 

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