El gerente general del combinado boricua elogió la entrega de los jugadores en la Copa del Mundo de FIBA, al tiempo que reconoció que hay que seguir empujando al grupo para elevar su nivel en el ámbito internacional

viernes, 8 de septiembre de 2023 – 11:40 p.m.
Por Jorge Figueroa Loza El Nuevo Día
El plan de Carlos Arroyo era permanecer únicamente con el delantero Isaiah Piñeiro para una sesión de entrenamiento en horas de la mañana y darle el día libre al resto de los jugadores del Equipo Nacional en medio de la estadía en China Taipéi, antes de viajar a Filipinas para el inicio de la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA 2023 a finales del mes pasado.
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Pero antes de salir a la cancha, el gerente general del seleccionado le dijo a Piñeiro que le preguntara al resto de sus compañeros si querían acompañarlo a tirar al canasto.
Al final, los otros 11 integrantes de Puerto Rico abordaron el autobús junto a Arroyo y Piñeiro.
“Tuvimos una práctica completa en un día libre. Los llevé con Pachy (Rafael Cruz, asistente técnico) y les dimos “driles”. Los pusimos a competir”, contó Arroyo a El Nuevo Día vía telefónica.
Fue una manera de Arroyo de resaltar el compromiso de la joven edición que compitió en Manila, a casi una semana de que la Selección finalizara en la posición número 12 en su decimoquinta aparición en un certamen mundialista, luego de acariciar el pase a los cuartos de final.
En Manila, Puerto Rico firmó su mejor desempeño en una Copa del Mundo en 21 años. Tuvo recórd de 3-2, la primera marca positiva desde Indianápolis 2002, año en que el quinteto patrio estuvo por última vez entre los mejores ocho equipos del planeta.
Una derrota 73-57 contra Italia en la jornada final de la segunda ronda, dejó un sabor agridulce en la escuadra que soñó con lograr más en la capital filipina.

“Al momento (del revés), uno está un poco desilusionado porque no se logró el objetivo principal. Me dio tiempo a ver las cosas de otra perspectiva. Espero que los días pasen para sentarme con calma y analizar todo. Pero, en general, vimos momentos de mucha esperanza. Vivimos momentos bonitos. Pudimos ver un desarrollo a largo plazo en los resultados y en el empeño del grupo”, dijo Arroyo.
“Ver el compromiso de ellos desde el primer día, con ellos mismos y el país, fue la prioridad. Me deja un buen sabor la competitividad y el compromiso de todos ellos. Creo que mucha gente vio lo mismo. Los muchachos se comprometieron en hacer el mejor trabajo posible. Todos ellos, al igual el cuerpo técnico, en cierta manera están un poco desilusionados. Sabemos que tenemos mucho trabajo por delante y vamos a seguir tratando de estructurar esto lo mejor posible para darnos ese pase a las Olimpiadas el año que viene”; agregó.
Después de que Estados Unidos y Canadá se quedaran con los dos boletos que daba el Mundial a equipos de América para París 2024, Puerto Rico volverá a participar en el Repechaje, a jugarse del 2 al 7 de julio del año que viene. Puerto Rico será sorteado en un grupo de seis equipos en una sede por definirse, donde solo una nación saldrá con el pase a los Juegos Olímpicos, justa en la cual el baloncesto masculino puertorriqueño no se presenta desde Atenas 2004.
Puerto Rico tuvo a 11 jugadores debutantes en un Mundial, liderados por el base Tremont Waters y el centro George Conditt IV, campeones del Baloncesto Superior Nacional (BSN) con los Gigantes de Carolina. Solo Piñeiro repitió de la edición de China 2019.
El dirigente Nelson Colón, junto con sus asistentes Carlos González y Cruz, también estaban de estreno en el magno evento.
Arroyo pudo cuadrar una preparación de alto calibre con fogueos ante República Dominicana, Estados Unidos, Italia, Serbia, Lituania y Letonia. Cuatro de estos cinco equipos están entre las mejores 10 naciones en el escalafón mundial de FIBA. El récord de preparación fue de 1-5, con la victoria frente a los dominicanos.
Puerto Rico abrió el torneo con un triunfo frente al debutante africano Sudán del Sur en una batalla que se extendió a tiempo extra 101-96. El siguiente partido de primera ronda fue contra los serbios, actuales finalistas del torneo. Puerto Rico tuvo una horrible primera mitad de 57-27, pero no dejó de competir. En la segunda parte, redujo el déficit hasta 10 puntos, antes de perder 94-77.
Y en el choque para avanzar a segunda ronda, los boricuas dominaron a China 107-89. En el inicio del segundo asalto, Puerto Rico pudo superar a un inmenso Karl-Anthony Towns, motor ofensivo de República Dominicana, con victoria 102-97, para luego despedirse del torneo con la derrota ante Italia.
¿Hay nota para el equipo?
Arroyo no prefiere otorgarle una nota al desempeño del equipo en esta competencia. Sí dio una radiografía de lo que vio del conjunto en primera fila.
“No te daría una nota porque logramos ver cosas bonitas. Logramos ver cosas que tenemos que mejorar. No le daría una nota. Estoy bien agradecido. El esfuerzo de los muchachos hay que aplaudirlo. Ninguno puso excusas. Ninguno me dio una razón para yo entender que le falta por explicar qué representa el equipo, qué están representando ellos y la disciplina que tenemos que tener a diario. Ninguno me dio razón para yo tener que forzar eso. La disciplina nos toca a todos nosotros como delegados de nuestro país”, apuntó Arroyo.
“Nos falta mucho que aprender en cómo practicamos. Empezar a prácticar en cómo nos juegan. Es bien importante exigirnos a nosotros mismos, entendiendo el nivel que hay que mantener por 40 minutos. Ese comienzo desde que se levantan hasta que vuelven de la última práctica por las noches. Creo que los muchachos entienden que en la manera que hacemos las cosas fuera de la cancha, tiene que ver mucho en cómo nosotros competimos y la química que tenemos dentro de la cancha en hacer todo juntos. Mantener una cultura de responsabilidad”, abundó.
Arroyo aplaudió la dedicación de sus pupilos en no relajarse durante el certamen, al igual que ser receptivos cuando fueron corregidos por sus faltas.
“Es entender que la crítica de cuando se ven vídeos tiene que ser receptiva porque son jóvenes aprendiendo en la marcha. Igual los técnicos al ser su primer Mundial. Lo pudimos ver. Fueron al gimnasio todos los días juntos. No hubo un día libre. Ninguno se quejó. Todo el mundo a tiempo. Es una cultura que ya logramos obtener. Una cultura comprometida de parte de ellos que es la marca del Equipo Nacional, de hacer una representación digna. Eso hay que seguir empujándolo”, recalcó Arroyo.

La pared de los europeos
Pese a que Puerto Rico tuvo su mejor posición desde Indianápolis 2002 y se colocó como el tercer mejor equipo de América en el Mundial, la Selección Nacional todavía no ha podido descifrar a un rival europeo.
Precisamente, desde 2002 los boricuas no se han apuntado una victoria frente a un contrincante del Viejo Mundo en un Mundial. En este escenario mundialista, Puerto Rico se apuntó victorias ante potencias europeas por última vez ante la desaparecida Yugoslavia, España y Alemania. En el 2016 en el Repechaje Olímpico logró superar a Letonia.
“Creo que estamos muy cerca. Es cuestión de entender el juego y tomar mejoras decisiones. Saber jugar con ventajas. Contra Dominicana, estuvimos arriba por 16 puntos y no supimos proteger esa ventaja. No esperar a estar abajo 30 puntos, 11 puntos, para entonces tomar mejores decisiones. Todo eso es madurez. Todo eso es entender que, a este nivel, si haces una rotación mala, si haces un error en transición, si no aprovechas las oportunidades de juego, te va a costar. A este nivel de baloncesto, se trata de ejecución y de detalles de juego”, analizó Arroyo.
“Se trata de cómo tú compites Todas esas cosas, los muchachos aprendieron. Ante todo eso, se dieron cuenta de que podían competir. Así que hubo muchas cosas positivas, pero no podemos estar conformes con el resultado. Nunca. Ese trabajo nos toca a nosotros, al cuerpo técnico y a la Federación. Pero, creo que todo, en general, estuvo muy bien”, evaluó.
Gran Mundial para Waters
Waters fue el mejor anotador de Puerto Rico en el torneo con media de 20.0 puntos y sumó 9.0 asistencias por cotejo. Frente a los quisqueyanos, brilló con 37 unidades. Sin embargo, promedió 5.2 errores.
“Sinceramente, Tremont tuvo un gran torneo. Hay espacio para mejorar. Le pongo la vara bien arriba a Tremont porque conozco sus habilidades, de lo que es capaz. Con Tremont hablo todos los días. Después de los juegos, estuvimos viendo vídeos todos los días. No era para enseñarle las cosas bien. Era para enseñarle todas las cosas que estaba haciendo mal”, señaló Arroyo.

“Tomaba decisiones que perjudicaban al equipo en momentos cruciales. Él entiende eso y es bien receptivo. Soy bien honesto con él. Tiene que entender que la bola va a estar en su mano el 90 por ciento de las veces y tiene que ser más responsable. Es algo que tiene que mejorar. Tuvo sus altas y bajas en eso pero, en general, ofensivamente, creció mucho en este Mundial y se ganó el respeto del mundo”.
Acabado el Mundial, Waters jugará en la liga profesional de China.
Primer Mundial como gerente general
Arroyo representó a Puerto Rico como armador y capitán en cuatro Copas del Mundo. Retirado del seleccionado en 2016, el exbase volvió al Mundial como gerente general, donde le tocó representar a la isla detrás de las líneas, posición que describió como “desesperante”. El comportamiento es como si fuera un tercer asistente técnico de Colón.
“Trato de mantener la calma y dejar que el juego fluya. Lo que ves en un primer cuarto no lo vas a ver en un tercero. Que los mismos errores no sucedan en una segunda mitad. En ocasiones, no puedo quedarme sentado. Me paro y tengo que decir algo. Por lo menos, con Tremont y George ellos me preguntaban dónde me iba a sentar porque me buscaban. Cuando Tremont iba a la banca, me buscaba y me subía la mano para decirme “qué viste” y yo tengo que decirle con señas lo que vi”, compartió Arroyo, de 44 años.

“Es complicado en el sentido de que no eres jugador y no puedes tomar el control en tus manos. No lo tienes. Aprendí mucho. Conecté con otras selecciones y ver cómo son sus estructuras. A la misma vez, muchas personas me hablan cosas bonitas de Puerto Rico y cómo nos vemos desde afuera. Pero, trato de mantenerme tranquilo, pero hay veces que me tengo que parar para hacer el papel de coach de tercera base”, comparó.
¿Lo próximo?: los Panamericanos
El próximo compromiso del seleccionado masculino serán los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023. El torneo de baloncesto inicia el 31 de octubre.
Arroyo anticipa tener una plantilla similar a la de los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023, donde los boricuas ganaron la medalla de bronce.
“Va a ser bien complicado estructurar ese equipo por la fecha del torneo. Es bien difícil convocar a jugadores y que se comprometan porque están en sus respectivas ligas y es un torneo que obliga parar los torneos. Sé que van a haber clubes un poco molestos por convocar jugadores en medio de sus temporadas. Poner a un equipo en tres y dos, y para el club que milita, es incómodo. Vamos a hacer lo mejor posible a tener una representación digna. Me gustaría que estos torneos fueran de desarrollo, un taller para la camada de nuestro programa”, anticipó Arroyo.
Canasteros como Arnaldo Toro, quien estuvo en Manila con el seleccionado, Alexander Kappos, Alex Morales, Ángel Matías, Georgie Pacheco, Tjader Fernández y Jordan Cintrón, podrían conformar el equipo para la justa continental.
