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Carlos Beltrán: entre nuevos proyectos y las votaciones para el Salón de la Fama del Béisbol

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La construcción de una residencia en Dorado y la adquisición de una hacienda en Morovis no han enajenado al exjugador boricua de su candidatura al recinto de inmortales

Por Antolín Maldonado Ríos El Nuevo Día

Carlos Beltrán en su Hacienda El Patrimonio en Morovis, junto a su esposa Jessica, sus hijas Kiara e Ivana, y su único varón, el menor Evan Carlos. (Suministrada)

Carlos Beltrán sigue ocupado con proyectos personales y familiares en su nueva etapa como pelotero retirado de Grandes Ligas, pero aun en medio de la construcción de una residencia en Dorado, y de sus planes con una hacienda recién adquirida en Morovis, no se ha enajenado de su candidatura para el Salón de la Famani del proceso de votación en su primer año de elegibilidad.

Beltrán, quien jugó en las Mayores hasta 2017 completando una brillante carrera de 20 temporadas, ya cumplió cinco años en el retiro por lo que se hizo elegible para ser considerado a exaltación al recinto de inmortales en Cooperstown, Nueva York, donde ya hay cinco puertorriqueños reconocidos, a los que el manatieño podría unirse muy pronto.

En cambio, el otrora patrullero Novato del Año de la Liga Americana en 1999, y ganador de tres Guantes de Oro y dos Bates de Plata, parece estar consciente que podría tocarle esperar al menos un año más, toda vez que los indicios son que en su primera oportunidad en la boleta no recibirá el mínimo de 75% del total de los votos requeridos para que un expelotero pueda ser exaltado.

Los periodistas de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA, por sus siglas en inglés) son los responsables de emitir su voto.

Y hasta el momento, de unos 396 que ejercieron su derecho a votar, solo se han hecho públicas 156 papeletas, según consta en la recopilación que viene realizando Ryan Thibodaux, un aficionado al béisbol que anualmente se ha dado a la tarea de tabular los resultados según los cronistas van revelando cómo votaron.

De acuerdo al cómputo de Thibodaux, Beltrán o cualquiera de los candidatos presentes en la papeleta de la Clase 2023, necesitarán cuando menos 297 votos, del total de 396, para alcanzar el 75%. Hasta el momento el boricua ha sido favorecido en 89 de las 156 boletas reveladas, para un 57.1 por ciento.

Aunque todavía falta por conocerse más de la mitad del total de las boletas, la realidad es que no todos los cronistas publican sus votaciones, por lo que hay que esperar hasta el 24 de enero para conocer el resultado final del proceso.

Carlos Beltrán admitió que su hijo Evan Carlos le ha pedido que no se aleje de él por el trabajo. (Suministrada)

Es por eso que los entendidos creen que a estas alturas, con un 57.1 por ciento, el boricua ya no alcanzará en la votación de este año el mínimo requerido para su exaltación, pero al mismo tiempo estiman que debe terminar en los resultados oficiales con sobre un 50%, lo que consideran como un indicativo de que podría ser reconocido entre los inmortales del béisbol en un futuro cercano.

Todo exjugador tiene un máximo de 10 años de elegibilidad en la boleta, pero para mantener su nombre en la papeleta durante ese periodo, debe recibir al menos un 5% de los votos. Si bajara de ese porcentaje, quedaría fuera automáticamente aunque no llegue al máximo de 10 años en la boleta.

Sobre su porcentaje actual, y la posibilidad de que pueda unir su nombre a los de los cinco puertorriqueños que están en el Salón de la Fama (Roberto Clemente, Orlando “Peruchín” Cepeda, Roberto Alomar, Iván “Pudge” Rodríguez y Edgar Martínez) Beltrán tuvo una conversación con El Nuevo Día y expresó lo honrado que se sentiría si lo logra.

Cercano ya al 60 por ciento de los votos, los entendidos piensan que aunque no entres este año, quedarás en muy buena posición para lograr tu exaltación en un futuro cercano. ¿Cómo te hace sentir eso?

—Me siento bien. Honestamente, de parte mía, no lo sigo (el proceso) como dicen por ahí, al chavo. Sí tengo amistades que me mantienen informado. Tengo un amigo en Nueva York que cada vez que sale un reporte me escribe. Estoy tranquilo. Estoy en una buena etapa de mi vida, disfrutándome a la familia, involucrado en proyectos, construyendo mi casa en Dorado, una hacienda en Morovis… Estoy involucrado en proyectos personales que al final del día me mantienen ocupado. Sí, respeto mucho eso de las votaciones porque la consideración para tú ser un pelotero del Salón de la Fama es algo que tiene mucha importancia. Aprecio esa consideración. No estoy ni adelantándome a nada, solamente viviendo el proceso.

¿Dices que compraste una hacienda en Morovis?

—Compré una hacienda. Se llama Hacienda El Patrimonio. Me gusta el campo, me gustan los animales, el río, la naturaleza. Y creo que es una forma bien bonita que la hacienda nos da a nosotros como familia de conectar con la naturaleza. Creo que el COVID nos cambió a nosotros como seres humanos, y la hacienda me da ese espacio de conectar, respirar aire fresco. Esa hacienda, la razón por la que la compramos, es porque entendemos que queremos hacer cosas relacionadas al agroturismo. Queremos fomentar el turismo interno y externo. Tenemos unos proyectos pautados para eso, y vamos paso a paso. Queremos hacerlo bien, queremos hacerlo organizado. La escuela (Carlos Beltrán Baseball Academy en el municipio de Florida) se va a beneficiar de todo eso. Yo quiero que los jóvenes tengan un día… ¿Recuerdas cuando se hacían las giras de las escuelas? Eso era lo más brutal para uno. Que un día no hayan clases, que conecten entre ellos, tener actividades para ellos. Todo eso es chulo.

Carlos Beltrán dijo que entre sus planes con la Hacienda El Patromonio que adquirió en Morovis, quiere desarrollar un proyecto agroturístico. (Suministrada)

Los números sugieren que la probabilidad es que ya no entras al Salón de la Fama este año, pero que es casi seguro que entrarás en poco tiempo. ¿Te entusiasma más la idea al ver ese por ciento de casi 60 que tienes al momento?

—Nada más conque uno sea considerado para eso, uno se siente contento, uno siente que el esfuerzo de los años (valió la pena). Uno piensa en las lesiones, uno piensa en las altas y las bajas del juego del béisbol, y para llegar allá, a esa consideración, uno tiene que haber jugado muchos años. Y tiene que haber puesto números y gracias a Dios en esa parte, pienso que a pesar de las altas y bajas, pude cumplir muchas cosas personales. Referente a las votaciones, de cómo van, a que si (entro) el primer año, el segundo o el tercero, ya eso es algo que no está en control mío. Creo que, lo que estuvo en control mío lo di. Ahora pues, los reporteros que tienen ese privilegio de votar y elegir quiénes pertenecen a ese grupo de atletas, le toca a ellos. Como dije anteriormente, yo no entiendo mucho las votaciones por el aspecto de los atletas que han jugado y que han tenido buenas temporadas, y desafortunadamente no se consideran. Y otros se consideran. Esa parte no la entiendo mucho, pero eso al final del día, no tengo que entenderlo yo porque no voto. Quienes votan son los reporteros. Y ellos tienen su juicio y sus estándares de quiénes pertenecen (al Salón de la Fama) y quiénes no.

¿Qué piensas del momento en que puedas estar junto a los otros cinco puertorriqueños que ya fueron exaltados?

—Honestamente es una bendición. No hay duda de eso. Tengo una escuela en Puerto Rico y creo que sería bien motivador para los jóvenes que van a la escuela, (saber) que si uno trabaja duro y se esfuerza, y lo da todo, cosas positivas pueden suceder. Creo que es una historia de que soy un joven de Manatí, que tengo una familia humilde, y que gracias a Dios en mi mente siempre estuvo claro dar lo mejor de mí en el terreno. Haber podido llegar hasta aquí, a lo mejor otros lo han dicho, pero contra, si yo pude hacerlo y lo logré, tener la carrera que tuve, creo que muchos jóvenes puertorriqueños pueden lograrlo igual o mejor que yo. Me siento contento en la parte personal, y no solo la personal, porque gracias a Dios estamos bien. Pero en la parte de la escuela, nos siguen ayudando cosas como esta, para que la gente conozca más de nuestro proyecto y lo que estamos haciendo con los jóvenes de Puerto Rico. Y que personas sigan apoyando y apostando a la juventud del país, que es necesario apoyarla.

Beltrán terminó su carrera con los Astros en 2017.

Hay periodistas que reconocen que tu carrera es digna del Salón de la Fama y que incluso podrían votar por ti en un futuro, pero que por ahora no pasarán por alto que te involucraste en el caso de robo ilegal de señales por el que se acusó a los Astros de Houston de 2017. ¿Qué piensas de ese análisis?

—Uno como pelotero va a tener sus momentos buenos y sus momentos malos. Entiendo que de parte mía, yo di lo mejor de mí; mi corazón se siente bien. Sé que lo que pasó en 2017, aunque la gente lo quiera poner en mí, que fui el que lo cree (el esquema del robo de señales), que lo puse, y todo lo que se dice, estoy claro que lo que se hizo, se hizo como equipo. Y que todos los que participamos, todos somos partícipes de lo que sucedió, incluyendo al dueño (de los Astros), incluyendo a todo el mundo, gerencia y organización. El que me conoce y está alrededor mío, no podría decir, ‘fue una persona de buen corazón 19 años de su carrera y al año número 20 se convirtió en una persona completamente diferente, a la que la lupa del juego de béisbol había visto’. Los que me conocen saben la historia. Fui el único pelotero que no tuvo inmunidad (cuando MLB reveló su investigación a los Astros). Fui el único (jugador) mencionado (en el informe). Para ese tiempo yo era ya el dirigente (recién nombrado) de los Mets. Eso no se iba a ver bien, ya que suspenden al dirigente de los Astros (A.J. Hinch) y era como, ¿qué vamos a hacer con Beltrán? Y nada limitaba a MLB de poder mencionarlo.

Creo que en todo este proceso, si alguien perdió, fui yo. Y al final del día, creo que jugar 10 años en Nueva York me hizo la piel tan y tan fuerte, que esa carga, que incluso hoy día me trae malestar, al final digo, ¿sabes qué?, estos momentos cada día nos hacen más fuertes. Nos enseñan muchas cosas de nuestro alrededor, de la gente, que en realidad uno pensaba que uno podía contar con ellos y en realidad no fue así. Te enseña mucho de ti mismo, como ser humano, que las tormentas uno piensa que no pasan, pero las tormentas pasan. Lo injusto de todo esto es que cuando se menciona esto de los Astros, el único que se menciona es Carlos Beltrán. Esa es la parte injusta. Pero de injusticias está lleno el mundo. No soy el primero ni el último que pasa por ese tipo de injusticia, y al final hay que moverse hacia adelante. Gracias a Dios me siento satisfecho, de la manera que ayudé a mis compañeros eso no me lo quita nadie. Me siento feliz porque al final del día la satisfacción más grande que siento es poder ayudar a mis compañeros. Tengo la oportunidad de pensar en mi carrera, de cómo me fue y qué pude haber hecho diferente. Y uno dice, ‘pues mira, sí hay cosas que tú las quisieras hacer diferente, pero en cuestión de estar ahí para mis compañeros, fue algo que disfruté.

¿Esa experiencia, por negativa que fuera, te ha servido para hablarle a los estudiantes de tu academia como enseñanza, mostrando la vulnerabilidad del ser humano?

—De la vida en general uno aprende y de las experiencias personales. En mi caso sí, tengo una hija de 15, una de 11 y el bebé de siete, y ellos vivieron ese proceso conmigo. Y ellos tienen una perspectiva hoy completamente diferente de cómo son las cosas. De mi parte trabajé bien duro para proteger mi carrera, cuidar mi carrera. Pero me di cuenta que al final mi carrera no estuvo en control de mis manos. Siempre pienso que mi carrera estuvo en el control de que alguien dijera algo, o mencionara algo, y pues la historia cambia de momento. Es lo que sucedió conmigo. Hay que tener la piel fuerte, y trabajar con la mente de uno. Hay que invertir. Uno como atleta invierte tanto en el físico y la alimentación, y en ‘trainers’ y masajistas. Pero hay que invertir en nuestra fortaleza mental y espiritual. Que nos ayude a tener ese balance. Puedo estar bien fuerte y saludable, comiendo bien, pero mi mente ser un desastre. Aprendí que hay que tener ese balance. Eso nos ayuda a sobrepasar cualquier obstáculo. Vivimos una sola vida. Tengo 45 años. Diría que estoy en la parte media de la cuarta entrada. Vamos a suponer que puedo llegar a las nueve entradas. Y pues, ¿qué me quedan? ¿Cuatro entradas y media? Honestamente lo que quiero pensar es en cómo vivir las entradas que me quedan, con qué personas las quiero disfrutar, de qué manera y qué cambios y ayuda puedo contribuir a la sociedad. Esa es mi mente, mi enfoque y ese es mi entorno ahora mismo.

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