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Carmen Rivera Izcoa: una vida de trabajo ejemplar por la cultura

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Durante la agitada década de 1960, en pleno auge del proyecto cultural del Estado Libre Asociado, ejemplificado con la creciente presencia de las librerías, se abrieron otros espacios que ampliaron el campo de la crítica a la cultura oficial. Dos importantes librerías iniciaron sus operaciones en 1967 bajo la tutela de valientes mujeres…

El meticuloso trabajo de Carmen Rivera Izcoa fue reconocido en Puerto Rico y en los círculos editoriales de Latinoamérica, escribe Alfredo Torres. (JOSE E RODRIGUEZ)

Por Alfredo Torres El Nuevo Día

Durante la agitada década de 1960, en pleno auge del proyecto cultural del Estado Libre Asociado, ejemplificado con la creciente presencia de las librerías, se abrieron otros espacios que ampliaron el campo de la crítica a la cultura oficial. Dos importantes librerías iniciaron sus operaciones en 1967 bajo la tutela de valientes mujeres. El Escorial, en el Viejo San Juan, dirigida por Teresa de la Haba Meliá, y La Tertulia, en Río Piedras, de la mano de Carmen Rivera Izcoa.

Rivera Izcoa, quien posteriormente fundó la editorial Ediciones Huracán, falleció el pasado jueves en San Juan, a los 95 años. Ambas empresas, La Tertulia y Ediciones Huracán, marcaron, como muy pocas lo han logrado en toda la historia de Puerto Rico, la actividad cultural en torno al libro por los pasados 60 años.

Carmín, como cariñosamente la conocimos, llegó a la Universidad de Puerto Rico a finales de la década del 40. Allí completó su bachillerato y luego, entre 1956-1958, culminó sus estudios graduados en planificación urbana en la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York. Pocos años le dedicó a su profesión. Las tertulias con gente preocupada por el país la llevaron por otro camino.

Su pasión se centró en el mundo del libro. Primero fue librera, luego editora ejemplar, correctora de textos y escritora. Su meticuloso trabajo fue reconocido en Puerto Rico y en los círculos editoriales de Latinoamérica por su activa participación en la producción de libros en coediciones multinacionales.

En las últimas décadas, cada vez que desde Puerto Rico se asistía a una Feria Internacional del Libro, al compartir con editores de gran prestigio, particularmente en las dos plazas principales de Latinoamérica – Argentina y México -, las muestras de respeto y cariño hacia ella eran constantes. Estableció relaciones culturales y de amistad con los principales productores de libros en Iberoamérica. Formó un puente fundamental para la publicación de escritores y escritoras puertorriqueñas en prestigiosas editoriales como Ediciones de la Flor, en Argentina, o Joaquín Mortiz y Ediciones ERA, en México. Su obra tuvo una amplia resonancia. Guillermo Schavelson, tal vez el agente literario más reconocido en España, después de Carmen Balcells (QEPD), en cada encuentro, siempre preguntaba por Doña Carmen, con clara muestra de reconocimiento y amor por su labor.

Su generoso espíritu siempre estuvo presente. Al terminar su función como librera de La Tertulia en 1980, su trabajo editorial en Ediciones Huracán abrió una puerta ancha que contribuyó a proveer los canales adecuados para la labor intelectual y de investigación en el país. Su extenso catálogo corrobora el tamaño de su aportación. Batalló por décadas desde su trinchera: una pequeña editorial verdaderamente independiente. Rebasó los límites de editoriales grandes con más recursos económicos.

Nunca entró en componendas ni compró taquillas para las campañas políticas de partidos gobernantes que le hubieran garantizado los accesos a los caudales del Departamento de Educación. Si por eso su entrada a la danza de los millones estuvo vedada, lo aceptó con ejemplar dignidad. Con honradez sostuvo un trabajo consistente, hecho con gran inteligencia y sensibilidad, siempre dispuesta al escrutinio, siempre de frente, lo que le permitió su enorme aportación a nuestra cultura y dedicar su esfuerzo a tan digna vida. Carmín vivió y trabajó por el libro, en un ambiente muchas veces atravesado por el afán de lucro, el dinero fácil y la falta de reconocimiento. Se convirtió en una importante figura de nuestra cultura. Descansarás en paz, querida maestra y amiga, y vivirás siempre en nuestra memoria.

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