
Por Fernando Morote
Otra pequeña joya bien labrada por los hermanos Diego y Daniel Vega, codirectores de la película, que plantea una situación absurda con mucha inteligencia y sabroso humor negro. Los ángulos donde los personajes salen sin cabeza en la pantalla, las imágenes que enfocan sólo una pared o un cuadro mientras la acción se presume por los ruidos de ambiente, la toma final donde el protagonista se abre paso contra corriente en medio de la multitud beata, y las escenas reales de la procesión del Señor de los Milagros, destacan por su elevada calidad artística. Nada es impericia o torpeza, todo es astucia y destreza cinematográfica. Las actuaciones de Bruno Odar y Gabriela Velásquez son sensacionales, magníficamente acompañados por Carlos Gassols y Víctor Prada, además de un elenco complementario muy natural, espontáneo y admirablemente verosímil.