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Cómo el neoliberalismo privatizó la agenda de la izquierda

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Cómo el neoliberalismo privatizó la agenda de la izquierda

Oleg Yasinsky

Publicado:6 oct 2022 19:36 GMT

Buenos días. Compartimos un escrito de Oleg Yasinsky, periodista independiente de origen ucraniano y residente en Chile, quien hace un inquietante análisis del neoliberalismo en nuestras sociedades.

Es importante comparar los procesos que él identifica con nuestras experiencias en Puerto Rico y otras más conocidas a nivel internacional.

Por otra parte invitamos a participar de la presentación de la novena edición del libro La Lucha por la Independencia de Puerto Rico por Juan Antonio Corretjer Montes. La presentación estará a cargo del compañero y profesor Francisco Moscoso en el Ateneo, hoy miércoles a las 6:30 de la tarde. 

Luis Pedraza Leduc

“Si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él”, dice un refrán heredado por el poder, desde tiempos antiguos. Dentro del gran retroceso histórico, que será recordado por los antropólogos del futuro, como el neoliberalismo, hay pocas cosas rescatables. Cuando el sistema mundial capitalista logró la destrucción de su principal enemigo, la Unión Soviética, y a sus pueblos con toda su belleza humana y una total ingenuidad política, se les vendió la falacia de la “economía social del mercado” y el brutal laboratorio pinochetista chileno, gracias a los cuentos de hadas mediáticos se convirtió para los gobiernos en el principal modelo a seguir, el gran proyecto humanista de la izquierda mundial fue prácticamente noqueado.

Más allá de una que otra resistencia heroica en uno que otro rincón, el neoliberalismo se apoderó de todo, y más allá del crimen económico, convertido en la única lógica del desarrollo, para asegurar la irreversibilidad de su triunfo, él se dedicó a acabar con las culturas y las memorias de los pueblos, convirtiendo la educación, el arte y el pensamiento primero en una mercancía y luego eliminándolos por innecesarios

Para poder dominarnos bien y sin riesgos, había que idiotizarnos.

Pero en el umbral entre nuestros siglos sucedió algo más. Si en las décadas anteriores, dentro de la competencia ideológica de dos sistemas, que no fue otra cosa que una guerra mundial de una cambiante intensidad, híbrida, como dirían ahora, el capitalismo todavía era productivo, aún generaba una aceptable distribución de los recursos en los países de la metrópoli, y a pesar de la acostumbrada y brutal explotación de los recursos de su enorme periferia, mantenía su atractivo para una buena parte de la población, por los niveles de bienestar material y las libertades individuales, al menos en los países más ricos. La gente mínimamente, en teoría, podía optar entre las ventajas y desventajas de ambos sistemas.

Con la desaparición de los “socialismos reales” en Europa, se perdió uno de los principales estímulos de la lógica capitalista que es la competencia, y como la opción socialista dejó de aparecer como una posibilidad histórica y la amenaza para los poderes de Occidente, es lógico que las conquistas sociales hasta en los países más ricos se fueron reduciendo, abriendo el camino para una explotación sin límites como el sueño de los defensores del “fin de la historia”. Al mismo tiempo, junto con la revolución digital, las especulaciones financieras internacionales de lejos ganaron la competencia con los capitales nacionales productivos. Generar bienes reales se hizo cada vez menos rentable y con el desarrollo del manejo de la imagen y de la sicología humana, la televisión, Internet y las redes sociales en manos de los de siempre, solo en un par de décadas sirvieron a nuestras mesas un mundo paralelo, una fuga perfecta de la realidad insoportable, con una promesa de rincón feliz para los que se porten bien.

Manifestación antiglobalización contra la próxima cumbre del G8 en HeiligendammMomentphoto / Robert Michael / Gettyimages.ru

Los políticos tradicionales, los hombres de Estado, rápidamente fueron reemplazados por los gerentes tecnócratas al servicio de las grandes corporaciones y cuyo único requisito es no saber distinguir entre una empresa y un país, que además ya son prácticamente lo mismo. Para asegurar su triunfo, al neoliberalismo le quedaban solo las últimas cuatro tareasla primera, la destrucción de la educación pública, donde en el mundo anterior los ciudadanos aprendían las cosas básicas acerca de este mundo y que tradicionalmente fueron los focos de la disidencia social y del pensamiento crítico; la segunda, acabar con la comunicación directa entre los seres humanos, rompiendo el tejido social tradicional, una función que en las grandes ciudades cumplieron las redes sociales, con esa ilusión de unir, desuniendo y haciéndonos adictos; la tercera, muy relacionada con la anterior, que es la destrucción de nuestras culturas locales, generando una nube mundial cosmopolita donde consumiremos solo un tipo de producción cultural creada y controlada por ellos, algo que define los valores, los modelos y los hábitos sociales de las generaciones que vienen, permitiendo así manipularnos de una forma simplificada y uniforme. Y la última, cuarta tarea, era tal vez la más delicada: ¿Qué hacer con los que dicen ser de la izquierda, y quienes se supone que, con sus luchas, organizaciones, conocimientos y la mirada crítica desde los tiempos inmemorables podrían impedir el cumplimiento de estos planes?

El gran computador que a la vez es el corazón y el cerebro tecnócrata del sistema neoliberal dio una respuesta muy simple: el robo, que es la especialidad y la experticia del sistema, que a estas alturas no puede ofrecer al ser humano absolutamente nada nuevo, ni siquiera una ilusión. Y mientras nuestros dogmáticos seguían su eterna y cada vez más estéril discusión sobre Trotsky, Stalin y Mao, el sistema neoliberal se apropió de la agenda de la izquierda, de una vez, privatizando todo el paquete de absolutamente todas las luchas de generaciones y generaciones.

En los últimos años de su vida, Fidel Castro nos advertía que lo único que podía hacer fracasar a la humanidad en su lucha contra el capitalismo era la lumpenización que este produce en todas las capas sociales. Una lumpenización que nos deshumaniza y nos impide comprender el sentido de esta lucha.

Esta lumpenización fue el objetivo de las políticas educativas y culturales de las últimas décadas, cuando desde la escuela las materias como historia o filosofía se declaraban sobrantes y la televisión nos acostumbraba al ‘fast food’ intelectual, siempre aliñado con ciertas dosis de veneno ideológico anticomunista.

Estudiantes protestan contra la Cumbre Universitaria del G8, el 19 de mayo de 2009 en Turín, ItaliaMassimo Di Nonno / Gettyimages.ru

Como el adversario es muy profesional, no vimos el momento del robo. Solo amanecimos dándonos cuenta que nuestras banderas desde hacía tiempo ya estaban en manos enemigas. Nuestra lucha histórica, por los derechos de las mujeres es convertida en feminismo agresivo, amenazando al mundo con la guerra de los sexos, la defensa de la dignidad y de los derechos de las minorías sexuales se convirtió en un show indigno y autoritario que podría ser la cátedra de la hipocresía e irrespeto, la lucha vital por defender nuestro planeta de la voracidad del sistema es encabezada y promovida por las corporaciones verdes, dispuestas a invertir millones en salvación de cualquier cucarachita o renacuajo, menos en la del ser humano.

La imposición de oximorones tipo “economía social del mercado”, “desarrollo capitalista sustentable” o “las guerras humanitarias” sigue descomponiendo el cerebro de los estimados televidentes, que ya no tienen ni siquiera los elementos más básicos para armar la realidad hecha trizas dentro del enorme cráter generado por el cometa neoliberal que chocó con nuestro planeta. Las verdaderas luchas por los derechos, antes siempre unían a la gente. Las luchas actuales, manejadas por el sistema, nos desunen. Declarando la tolerancia, se promueve la hipocresía, la desconfianza y el odio.

Ahora da risa recordar nuestra crítica de las sociedades socialistas por sus dobles estándares, que alguna vez nos indignaron tanto. Los estándares de ahora montados sobre la arena movediza del relativismo, la ignorancia y sobre todo la arrogancia, promovidos por el sistema occidental, son múltiples. Están llenos de contradicciones que nadie ve, ya que no sabemos mirar con nuestros propios ojos. 

En este gran reinicio nada está escondido, la manipulación, el manejo y el autoritarismo están totalmente abiertos, solo que nadie quiere ver, por el miedo, por la incomodidad o simplemente porque no sabe distinguir las formas y los colores.

Las masas indignadas dispuestas a salir a las calles en diferentes puntos del planeta, miles de jóvenes con valor y sacrificio dispuestos a luchar por un mundo más justo no saben que el sistema en su cálculo maquiavélico ya les tiene preparados los nuevos Boric o Zelenski, para que cambiándolo todo no se cambie nada, porque todas las luchas “por todo lo bueno y contra todo lo malo” promovidas por el sistema y sus voceros, siempre son una trampa para abrir la tapa, sacar algo de vapor y devolver a los pueblos dejándolos dentro de la misma olla.

Debemos recordar que las luchas culturales y éticas no pueden no ser parte de un proyecto de cambio político mucho más profundo. Y este proyecto es imposible sin una organización ciudadana con su pensamiento propio, crítico, autónomo y respetuoso con el conocimiento humano acumulado. Este conocimiento crítico no puede ser reemplazado por los memes, los ‘hashtags’ y las consignas radicales. En el caso contrario, constantemente estaremos devolviéndonos al mismo punto de la resaca social, donde los dueños del mundo siempre nos tendrán sus diferentes gerentes, según el gusto del cliente, lo mismo conservadores, liberales, socialistas o capitalistas.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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JUAN ANTONIO CORRETJER ESTÁ DE GIRA

Comienzan las presentaciones de la novena edición

del libro La lucha por la independencia de Puerto Rico

Con varias actividades en la zona metropolitana y en Ciales—cuna del poeta, periodista, pensador y político Juan Antonio Corretjer—, y la participación de reconocidos autores de distintas disciplinas, comienzan en octubre las presentaciones de la novena edición del libroLa lucha por la independencia de Puerto Rico, un documento fundamental para comprender cabalmente la historia de nuestro país y la lucha por la independencia desde el Siglo XIX hasta el Siglo XX.

El Lcdo. Julio Fontanet, el historiador Francisco Moscoso, la profesora María Gisela Rosado y el impresor José “Cheo” Torres tendrán a su cargo esta primera parte del calendario de presentaciones, correspondientes al mes de octubre. Otras presentaciones, también en el área metro y otras regiones del país, se realizarán durante el mes de noviembre.

Escrito en 1949, el libro de Corretjer no solo es un ensayo lúcido sobre los intentos de liberación de Puerto Rico del dominio colonial de España y del colonialismo de los Estados Unidos desde 1898, sino que también constituye un relato de primera mano por uno de los protagonistas de esa lucha durante el pasado siglo.

También se estará presentando la segunda edición en inglés del connotado libro, en traducción de Consuelo Corretjer Lee; una traducción que, en esta nueva tirada, incluye el rigor de las notas al calce indispensables para que el lector o lectora en la diáspora, así como los angloparlantes, pueda entender mejor la envergadura de esta crónica vital.

En torno a ambas ediciones es imprescindible decir que han estado al cuidado —por completo y por primera vez— de Corretjer Lee, quien, para la edición en español ha incluido imprescindibles notas de referencia para mejor comprensión de las circunstancias históricas que se presentan.En el caso de la edición en inglés, se trata de una edición revisada con ampliación de las notas.

En este aspecto, Corretjer Lee —hija del político y de la también activista y pianista Consuelo Lee Tapia— ha dicho que “en las últimas décadas, han surgido más razones que plantean que es fundamental una edición en inglés del libro: el innegable impulso actual de ciertos políticos en Washington hacia la anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos y el cambio a favor de la estadidad de organizaciones e individuos progresistas en ese país que alguna vez apoyaron la independencia de la Isla. Es importante que esas y más personas sepan el ‘por qué’ de nuestra lucha por la independencia por todas las vías posibles”.

La hija del poeta ha explicado que las notas al calce en la versión en español, que no están en el texto original, “son breves aclaraciones para los lectores que no saben nada de la historia de Puerto Rico. Se han cambiado algunos términos para actualizar y llamar la atención sobre el hecho de que el paso del tiempo no ha visto una diferencia fundamental en la relación entre Puerto Rico y los Estados Unidos”.

La vigencia de la figura de Juan Antonio Corretjer para las nuevas generaciones —gracias al trabajo de poetas, músicos y críticos literarios— convierten La lucha por la independencia de Puerto Rico en un libro de obligada, enriquecedora y amena lectura para quienes pretendamos entender cumplidamente la historia de Puerto Rico.

Las presentaciones:

En la zona metropolitana se realizarán las siguientes presentaciones:

Sábado 1 de octubre, 4:30pm, en la Librería Norberto González, Plaza Las Américas. La presentación estará a cargo del Lcdo. Julio Fontanet Maldonado.

Miércoles 12 de octubre, 6:30pm, en el Ateneo Puertorriqueño, a cargo del historiador Francisco “Pancho” Moscoso.

Sábado 22 de octubre, 2:00pm, en la Casa Aboy, en Miramar, a cargo de la profesoraMaría Gisela Rosado.

EN CIALES:Sábado 29 de octubre, 3:00pm, en el Paseo Lineal Juan AntonioCorretjer, a cargo deJosé “Cheo” Torres, impresor, luchador independentista y organizador de la celebración anual del natalicio de Corretjer.

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