Asesinato por la policía de Beauchamp y Rosado, 1936. La rabia del pueblo siempre presente.

Por Mario Cancel Sepúlveda
Una lectura anotada de la memoria de Enrique Ramírez Brau, testigo de la ejecución de Beauchamp y Rosado por la Insular Police.
“Entonces ocurrió la tragedia: “Yo me había parado sobre una mesa y por el enrejillado vi la ejecución de Beauchamp y Rosado”. En el acto tomaron parte cuatro policías.
Ramírez Brau reconocía lo complicado de su situación y, cuando bajaba de la mesa, “uno de los guardias se colocó de rodillas y con la escopeta o tercerola me apuntó para matarme. Lo único que le dije fueron estas palabras: Lo único que te falta es matarme, y así habrás concluido tu obra, dándole muerte a un periodista. Bajó el agente la tercerola y corrió hacia la calle disparándola contra una guagua”.
El historiador José M. Dávila Marichal puntualiza el contexto del magnicidio de Elisha F. Riggs en 1936:
“Al ser arrestado, Beauchamp posó para una fotógrafía, donde se le ve vestido de blanco, haciendo el saludo militar, como señal del cumplimiento de su deber como Cadete de la República.
Antes de ser asesinado, según el periódico El Imparcial, Beauchamp dijo: “ Disparen para que vean cómo muere un hombre”. Según el nacionalista Paulino Castro y Juan Antonio Corretjer, la ejecución de ambos patriotas fue ordenada por el Coronel Cole, Jefe del Regimiento 65 de infantería de los Estados Unidos.”

