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El café de la costumbre de Luis Enrique Romero

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Con su bozal de anestesia
va sedando los sentires

Marioantonio Rosa, gracias hermano mío, por el reto/invitación a participar de este compartir de versos.
De igual manera invito a Luis Laro Rodriguez, para que una su voz a este ejercicio poético.

Comparto el poema “El café de la costumbre”, del libro de igual nombre.

Café de la costumbre

Este café de la costumbre,
abandonado en la mano,
con su olor a molienda de brisas ajenas
me sonríe pálido de incertidumbre.

Siempre puntual, preciso.

Con su bozal de anestesia
va sedando los sentires.

Nada estorba.

Su torbellino derrama la molienda
por los espíritus despoblados de fuerza.
Y hay un gusto por las botas,
las migajas,
por las suelas de las botas,
las migajas,
la mano dura,
las migajas…
…y el agradecimiento.

Y la agresión huele, a siglos de recién cola’o
en el patio de los dueños.

Y el sorbo, de las 9 y el de las 12 y el de las 3 y el de las 6, tiene un sabor lejano a nada.

Eso que somos, que nos dejan ser.

Mientras el barista/malabarista,
sigue diseñando la enaje/Nación.

Hay una lentitud que nos traga desde afuera
una fatiga perdida en la taza,
los ojos, la boca, el olfato.

Y seguimos degustándolo
en la costumbre de un café,

más que centenario.

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