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EL TEATRO DE URGENCIA Y EL ARTIVISMO CON HERRAMIENTA PEDAGÓGICA PARA TRANSFORMAR DESDE LA SENSIBILIDAD ESTÉTICA LA FORMACIÓN ACADÉMICA DE PROFESORES E INVESTIGADORES

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Desde hace 10 años en la cátedra del Seminario de Literatura Medieval de las carreras de Profesorado y Licenciatura en Letras de la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca (ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires, Argentina) venimos explorando con un entrecruzamiento de herramientas que nos permitan apropiarnos del conocimiento del teatro popular medieval y la pertinencia desde el presente de ese saber para estudiantes de letras que se están formando como profesores y como futuros investigadores

Por Mariela Rígano Tomado de la revista Nueva Pensamiento Crítico edición número 14, septiembre de 2023

Desde hace 10 años en la cátedra del Seminario de Literatura Medieval de las carreras de Profesorado y Licenciatura en Letras de la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca (ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires, Argentina) venimos explorando con un entrecruzamiento de herramientas que nos permitan apropiarnos del conocimiento del teatro popular medieval y la pertinencia desde el presente de ese saber para estudiantes de letras que se están formando como profesores y como futuros investigadores.

La materia, semestral, hace una propuesta a quienes la cursan en calidad de estudiantes priorizando en todo momento la elección que cada uno y cada una haga de su recorrido pedagógico. En principio los estudiantes deben elegir el rol desde el cual desean hacer su trayectoria por la materia, a saber, como dramaturgos/as que se transformarán en directores, como actores o actrices o como críticos/as de las obras de teatro que surjan del proceso creativo de la materia. Tanto la elección del rol como el recorrido que el mismo implica está pautado en el cronograma que se entrega a comienzos de la cursada. El cierre de la materia es para actores/actrices y dramaturgos/as el estreno de las obras y para críticos/as la presentación por escrito de la crítica sobre el proceso y esos estrenos. Las obras que los y las estudiantes deben producir tienen como requisito ser algún tipo de adaptación de una obra teatral medieval (en este año se trabajó con Dulcidio de Rosvita -siglo X-, quien fuera la primera dramaturga occidental) al presente, conservando rasgos como su estética y el compromiso político que tenía el teatro popular en la edad media.

       Más allá de esos detalles, la cursada propone un entrecruzamiento entre las pedagogías anarquistas, basadas en la elección y la libertad del estudiante y su compromiso con su propio aprendizaje desde la perspectiva de un hacer, el teatro popular medieval y el bufón como la figura crítica que desenmascara las tensiones con el poder y el teatro del oprimido y la figura del curinga (comodín, que retoma esa tradición medieval).

       Buscamos, desde lo artístico, combatir algunas cuestiones que, desde lo político, nos preocupan en relación a las aulas universitarias en Argentina y de la sociedad en general que aboga de forma insistente por la despolitización y el individualismo extremo.

       Argentina atraviesa una profunda crisis política, tal como se puede haber advertido en lo que expresan los resultados obtenidos hace unos días en las elecciones primarias. Preocupa el recrudecimiento y fortalecimiento de sectores de extrema derecha que se presentan a través de un discurso que dice defender la libertad de elección y, paradójicamente, esa libertad se expresaría cercenando derechos, achicando el estado y dejando que el mercado rija. Al mismo tiempo, defienden valores ultraconservadores y pretenden eliminar mediante privatización la investigación, la formación universitaria y someter a plebiscito la reciente ley de interrupción voluntaria del embarazo. Llamativamente, su candidato (Javier Milei) recibe masivo apoyo entre los jóvenes universitarios y entre los sectores más vulnerables de la población. En tal sentido, esta llegada representa un fracaso pedagógico para la educación pública en cualquiera de sus niveles.

       Desde 2015 vienen recrudeciéndose los discursos a favor de una educación despolitizada y, de hecho, entre los estudiantes de la materia, a la que nos referiremos en este artículo, la pregunta pedagógica inicial que más se reiteró este año fue cómo dar clase sin “bajar línea”, expresión que remite a un discurso vaciado de ideología, desterritorializado y apolítico.

       Asimismo, desde finales de la pandemia hemos visto en nuestras aulas aumentar el individualismo y la desconexión entre quienes comparten tramos pedagógicos. De la misma forma, han aumentado los casos de fobias sociales y la incapacidad para afrontar situaciones de exposición pública, llegando a extremos de no atreverse a formular preguntas en clase ante compañeros. Finalmente, es de señalar que tanto los discursos como las actividades en redes y en espacios colectivos evidencian la superficialidad de las esferas de lo cotidiano.

El compromiso artivista que tiene esta materia se expresa mediante la implicación que requiere su recorrido y, sin dudas, significa complicarse, puesto que tanto quienes dictamos la materia en rol de docentes como quienes la cursan en calidad de estudiantes nos vemos obligados a corrernos de la zona cómoda e indagar en las problemáticas del aula y de la realidad social como un entramado que no puede asépticamente soslayarse. El artivismo como metodología de formación y acción tanto de estudiantes como docentes requiere implicarse en el aquí y ahora y sostener los principios freireanos y anarquistas que ponen en el centro del proceso educativo las tensiones sociales, la confianza en el estudiante y su proceso y las herramientas críticas necesarias para entender el entramado pedagógico como parte del contexto social e histórico. Asimismo, requiere del docente el desarrollo de su rol de curinga o, lo que es lo mismo, su rol pedagógico desde una educación para la liberación. 

       La cátedra se nutre de los principios feministas que alimentan la investigación creativa y entienden el arte como reivindicación y como la posibilidad de desplegar pensamiento y conocimiento a través del mismo. El artivismo, al igual que el teatro obrero o el teatro del oprimido, se plantea como objetivo la transformación social a fin de erradicar los problemas, la explotación, las opresiones que afectan la vida de las personas y para ello recurre a la capacidad que tiene el arte para crear imágenes, metáforas e información emergente mediante recursos como el humor, la ironía, la indignación (herramienta indiscutible en el teatro obrero o anarquista) y la compasión, con la intención de visibilizar las voces y las realidades de las personas que son oprimidas por el sistema en el que vivimos.

       Ante esta realidad, desde la cátedra y mediante el artivismo, las dramaturgias de urgencia y la pedagogía de la liberación intentamos que las corporalidades con sus emocionalidades se involucren en el proceso de aprendizaje y que desde ese involucramiento emerja la certeza de que todo es un acto político en la vida de las personas y que las opresiones de clase y de género surgen de la matriz del sistema capitalista y, por lo tanto, una escuela o una educación que se pretenda no sesgada debe no sólo ser política, sino también ser crítica con el mismo estado que la sostiene. A la manera de los anarquistas trabajamos desde el artivismo en favor de la sinestesia que permita volver evidente la explotación, generando nuevas interpretaciones y significados. Lo que buscamos es que el/las estudiantes se formen bajo el rol de curinga y, desde esa actitud, genere preguntas, cuestione lo naturalizado, problematice el poder y, en el caso de Argentina en particular, se distancie de los discursos de derecha que abogan por la despolitización, como si esto fuese posible.

       Por lo tanto, trabajamos teniendo presentes los procesos subjetivos en la búsqueda de cuestionar desde lo vivencial el modelo docente que propone la educación bancaria y ofreciendo como alternativa un modelo que exalte la creación y la investigación colectiva desde lo teatral.

                   Por otra parte, buscamos que los y las estudiantes se involucren en situaciones de carácter ético, político, creativo, que resulten culturalmente significativas y sensibles al contexto cotidiano de las personas. Buscamos formar docentes y artistas que, a la manera freireana y artivista se cuelen por las grietas del propio sistema para implosionarlo. Pretendemos, también, generar vinculaciones afectivas entre los y las docentes y las y los estudiantes de forma tal que las acciones colectivas dejen en evidencia lo devastador que resulta el individualismo promovido por el capitalismo y el neoliberalismo.

       Buscamos favorecer, desde el artivismo y el teatro del oprimido, la empatía porque entendemos – también a la manera brechtiana- que primero se debe empatizar para comprender la realidad y preocuparse por cuestiones colectivas para luego distanciarse desde lo artístico para desarrollar pensamiento crítico que posibilite cuestionar para luego transformar. Por lo que concebimos al docente y al artista como un agitador educativo, es decir, político.

       Para ello consideramos imprescindible cuestionar desde lo vivencial las expectativas apolíticas o neutrales con las cuales esos/as mismos/as estudiantes llegan al aula universitaria y para ello tensionamos -desde la dinámica de las clases y el cursado- las posturas inflexibles, injustas y/o impuestas, abriendo un contradiscurso desde la misma lógica de la cátedra.

       Pretendemos desde estos modelos artivistas llevados al aula detonar la responsabilidad política del estudiantado, correrlo de esta anestesia descomprometida en la que los ha sumergido la derecha, despertar en ellos desde lo artístico el anhelo de utopía que sólo puede aparecer en el marco de prácticas y experiencias colectivas y humanizantes.

       Sin embargo, en Argentina hoy también se encuentran en riesgo proyectos educativos como este y, luego de la pandemia, los grupos artivistas, que sembraban de sentido crítico también las calles, se encuentran desmembrados.

       Entendemos que los resultados de las últimas elecciones primarias representan, como decíamos más arriba, el fracaso educativo y pedagógico de un modelo que pensaba la educación como posibilidad de promoción social. Apostamos a crear espacios que cuestionen ese modelo, sus bases y sus metodologías y entendemos que desde el artivismo podemos instaurar otros modos de investigación, reflexión y pedagogías que devuelvan a los hacedores y pedagogos el sentido crítico y revolucionario a sus prácticas, aunque esto comporte hoy más que nunca un riesgo.

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