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“En modo de supervivencia” los hospitales de Puerto Rico

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Expertos vaticinan más consolidaciones y cierres de hospitales en la isla ante la dramática reducción en la tasa de ocupación y pérdidas multimillonarias por la pandemia

Con una reducción dramática en la tasa de ocupación de los hospitales privados en Puerto Rico y pérdidas multimillonarias asociadas a la pandemia del COVID-19, la industria hospitalaria del país está “en modo de supervivencia”.

Así lo aseguró Julio Galíndez, socio director de Galíndez LLC, al destacar que las estadías en los hospitales cayeron casi un 10% entre 2015 (67.10%) y el segundo trimestre de 2022 (57.77%), según una encuesta elaborada por la firma de contabilidad y asesoría.

Dichas cifras, a su juicio, significan que hay instituciones hospitalarias que “ni tan siquiera están cubriendo su costo fijo”, considerando que una tasa de ocupación saludable asciende a un 75% o más del total de camas disponibles en un hospital.

Puerto Rico cuenta con 68 hospitales, entre públicos y privados, con un total aproximado de 9,200 camas de hospitalización, según la Asociación de Hospitales de Puerto Rico.

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“Previo a la pandemia, e incluso previo al huracán María, el modelo de servicio de salud cambió drásticamente”, expresó Galíndez al detallar las razones para la caída del sector.

El hospital se ha convertido en una última opción en lo que a cuidado médico se refiere.”JULIO GALÍNDEZ, SOCIO DIRECTOR DELA FIRMA DE CONTABILIDAD GALÍNDEZ LLC.

Añadió que la tendencia a la baja se acentúo con la llegada del COVID-19 en 2020, así como con la merma poblacional que experimenta la isla. Según el Censo de 2020, en Puerto Rico vivían alrededor de 3.1 millones de personas para ese entonces, lo que representó unas 700,000 personas menos en dos décadas.

“Otro factor que no podemos perder de perspectiva es que hay condiciones de salud que se pueden tratar en la casa del paciente, sin que el paciente esté obligado a ir a un hospital”, mencionó Galíndez.

Agregó que la efectividad de los medicamentos también ha contribuido a que tratamientos que antes se administraban en el hospital puedan recibirse en casa.

Jaime Plá, presidente de la Asociación de Hospitales, reconoció que la baja en el censo colocó a ciertas instituciones en aprietos económicos durante la pandemia.

Precisamente, un análisis realizado por la firma Birling Capital Advisors arrojó que, desde el inicio de la pandemia, hasta octubre de 2021, el ecosistema de salud de Puerto Rico, que incluye los hospitales, perdió sobre $1,000 millones en ingresos.

Aunque la crisis se atendió a corto plazo con una inyección de $300 millones en fondos federales asociados con la pandemia, Plá señaló que la fragilidad de las finanzas hospitalarias persiste, lo que -entre otras cosas- coloca a estas entidades en desventaja para encarar la fuga de profesionales de la salud.

“Hay muchos hospitales que siguen comprometidos porque el censo (de hospitalizados) no ha subido”, apuntó.Play Video

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Médicos residentes del Hospital Episcopal San Lucas, en Ponce, explican el dilema de tener que irse de Puerto Rico en busca de mejores oportunidades de empleo.

Fragilidad evidente

Desde la perspectiva de Galíndez, los recientes eventos de compraventa y quiebra al interior del sector son reflejo de la fragilidad que encaran estas organizaciones.

La semana pasada, por ejemplo, el Sistema de Salud Menonita (SSM) llegó a un acuerdo para adquirir el hospital San Cristóbal, en Ponce, por una cantidad no divulgada. El hospital emplea unos 410 profesionales, incluyendo una facultad de cerca de 100 médicos en diferentes especialidades.

De igual forma, el Sistema de Salud San Lucas compró en septiembre pasado, el hospital HIMA San Pablo, en Cupey, antes conocido como hospital San Gerardo.

Aunque el monto de la transacción no se divulgó, se informó que el acuerdo incluyó la compra de todos los activos inmuebles y muebles del hospital secundario con licencia para 160 camas, una sala de emergencia, laboratorio clínico y las principales modalidades de radiología.

En tanto, el caso más notorio ha sido el hospital San Jorge, en Santurce, que se acogió a la protección del Capítulo 11 de la Ley federal de Quiebras, tras acumular deudas que totalizan los $55.34 millones. El acreedor principal del San Jorge es Oriental Bank, al que adeuda $38.62 millones, según el Boletín de Puerto Rico.

Además de Oriental Bank -cuya deuda es asegurada-, solo por el gasto de electricidad, San Jorge adeuda sobre $7 millones. Específicamente, adeuda a LUMA Energy unos $4.47 millones y otros $3.2 millones a la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). También adeuda alrededor de $1.65 millones a Denisse De Moya Burgos, y a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, adeuda $453,551.

“Creo que lo que le ocurrió a San Jorge no será un evento aislado y no dudaría que otros (hospitales) tengan que acogerse a ese mecanismo (de quiebra)”, reconoció Galíndez, quien ha asesorado a los principales hospitales del país por sobre 35 años.

Francisco Rodríguez-Castro, presidente y principal oficial ejecutivo de Birling Capital Advisors, coincidió con Galíndez. Aseguró que en Puerto Rico, al igual que en Estados Unidos, los hospitales operan por debajo de los niveles previos a la pandemia.

Aseveró que el promedio del Índice de Margen Operacional de los hospitales reflejó una reducción de 0.3% hasta agosto de este año, lo que demuestra que algunas organizaciones continúan enfrentando pérdidas. Este índice analiza los ingresos que recibe el hospital versus el costo relacionado con el cuidado del paciente.Play Video

En condición crítica el sistema de salud

El presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, Carlos Díaz Vélez, exhortó al gobernador Pedro Pierluisi a decretar un estado de emergencia por la precaria situación en que se encuentra el sistema de salud del País.

Viene una ola de fusiones

Con este escenario en frente, el asesor financiero anticipó que, en un plazo de cuatro años, unos 30 hospitales tendrían que reducir operaciones significativamente y otros 15 tendrían que fusionarse o cerrar.

Sin embargo, también se espera la apertura de nuevos hospitales, como el Sabanera Health, en Dorado, que comienza a operar de manera “escalonada”.

El hospital, desarrollado por PRISA Group, abrió su sala de emergencias y emergencias pediátricas, un área radiología y laboratorio y un número limitado de clínicas de médicos especialistas.

“Va a haber una transformación y consolidación grande en el sector de hospitales”, aseguró Rodríguez-Castro.

Ya ha habido dos ventas; esto es una ola que, como ha pasado en otras industrias, los hospitales empiezan a fusionarse para ser más rentables.”FRANCISCO RODRÍGUEZ-CASTRO, PRESIDENTE DE BIRLING CAPITAL ADVISORS

Jorge Pesquera, presidente del Colegio de Administradores de Servicios de Salud de Puerto Rico (CASS), tampoco descartó futuras consolidaciones de hospitales, con la intención de “sobrevivir” a la crisis.

“Al tener más hospitales, compras más sueros, más material y buscas precios de descuento. Una sola administración maneja más instituciones y tiene unos ahorros al pertenecer a un sistema robusto”, consideró.

Una carga económica onerosa

El panorama perdidoso de los hospitales a causa de la pandemia y los cambios demográficos se acentúo con la inflación y las continuas alzas en la factura de energía eléctrica, que en algunos de los casos ha representado incrementos de hasta 30%, según los entrevistados.

Galíndez teorizó que los hospitales hacen malabares para cumplir con los gastos operacionales, a la vez que se endeudan para obtener otros servicios o productos.

“Hay suplidores que han seguido proveyendo medicamentos, suplidos y servicios y son los que, de alguna forma, han ayudado a los hospitales a continuar operando, pese a que el hospital no está en una situación económica saludable”, señaló el experto.

La carga económica continuará en incremento para los hospitales privados, cuando en julio de 2023 entre en vigor el aumento de salario para los profesionales de la enfermería, según dispuso la Ley 136 de 2020, que firmó la exgobernadora Wanda Vázquez Garced.

Tanto Ricardo Hernández, director ejecutivo de Menonita, como José Luis Rodríguez, vicepresidente y director ejecutivo del hospital de San Jorge, respaldaron el aumento de salario, pero se mostraron preocupados con cómo la industria lo absorberá.

Bajo las nuevas escalas salariales, los enfermeros prácticos sin experiencia en el sector privado comenzarían en $1,750 al mes, por ejemplo. Mientras, los enfermeros generalistas sin experiencia alcanzarían unos $2,750 y los enfermeros generalistas con experiencia llegarían a $3,000.

“¿Tú te imaginas un hospital con problemas financieros absorbiendo un 20% a 25% de aumento en el salario de las enfermeras, sin que haya una compensación adecuada a través de los programas de salud que vienen de Estados Unidos?”, cuestionó Hernández.

Entre las cargas económicas de algunos hospitales también figura el recobro de los adelantos millonarios que Medicare concedió en medio de la pandemia. Ese dinero, contó el ejecutivo, fue utilizado por ciertas instituciones para atender su operación, incluyendo la nómina. Menonita, aseveró, ya saldó su deuda, pero ese no es el caso de otros hospitales.

“Los hospitales que no tuvieron buen éxito en la pandemia, hoy van a pagar la deficiencia de ese periodo de tiempo. Esos son los hospitales que están empezando a tener problemas financieros y yo me temo que pueda haber más que tengan dificultades reales”, lamentó.

Un reclamo unísono

Al indagar acerca de las posibles soluciones para robustecer la red hospitalaria de Puerto Rico, todos los entrevistados por Negocios coincidieron en que el sistema de salud de la isla necesita paridad en los programas Medicare y Medicaid.

“Una de las cosas que estamos buscando es la igualdad con los hospitales de Estados Unidos. Que nos paguen lo mismo, que nos den los mismos reembolsos. Nos regimos por los mismos estándares que se rigen los hospitales de Estados Unidos, pero lo tenemos que hacer con menos recursos”, expresó el director médico y principal oficial médico del Sistema de Salud San Lucas, Edgar Domenech.

De acuerdo con Rodríguez-Castro, el programa de Medicare en Puerto Rico ha enfrentado reducciones de sobre 90% desde 2011, mientras que en Estados Unidos ha aumentado un 4%.

“Es esta disparidad con las tarifas de Estados Unidos uno de los mayores desafíos financieros de todo el ecosistema de salud”, reclamó Rodríguez-Castro.

Respecto al Medicaid, Plá recordó que todos los años hay que acudir al Congreso de Estados Unidos para reclamar los dineros necesarios para financiar la mayor parte del Plan de Salud del Gobierno (PSG).

En marzo de este año, el Congreso avaló un pareo federal -FMAP, por sus siglas en inglés- que subió, del 55% que establece la ley federal permanente, a 76%. Bajo la asignación vigente de cerca de $3,000 millones anuales, ello ahorra al gobierno de Puerto Rico más de $500 millones cada 12 meses. El pareo expira el próximo 13 de diciembre, por lo que el cabildeo del sector y el gobierno se intensificará nuevamente en la capital federal.

Si tales fondos no se consiguen, ello afectará al sector, pero también en el plan Vital y sobre todo, en la viabilidad presupuestaria del gobierno, que ahora financia la mayor parte del gasto de salud con fondos federales.

“La batalla la tenemos que seguir dando para ver si llegamos a la paridad. Si nosotros consiguiéramos una cantidad de dinero cerca a los $4,000 millones, con una estabilidad de cinco años, con un aumento en el costo de vida, nosotros no estaríamos en la paridad, pero atenderíamos el problema efectivamente”, apuntó Plá.

Ante el vendaval, la presidenta de Salud Integral de la Montaña (SIM), Gloria Amador, entiende que la ruta a seguir es la innovación.

En su caso, recientemente, adquirió una propiedad en Orlando, Florida, por unos $7.2 millones, para construir una clínica de salud primaria.

“Estamos buscando nuevas fuentes de ingreso fuera de las fronteras de Puerto Rico, para que eso nos ayude a sustentar nuestras operaciones”, expresó. “Nos estamos saliendo de la caja para mantener la operación”.

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