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Félix Verdejo, culpable [para entender el veredicto del jurado, y el cuestionamiento, y de paso debilitamiento, de la justicia federal]

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Si algo ha valido la pena de este caso, ha sido que se consiguió justicia para Keishla Rodríguez, sin socavar los principios democráticos que el pueblo de Puerto Rico, ese que es territorial y colonial, todavía cree

DANIEL NINA El Post Antillano

Si algo ha valido la pena de este caso, ha sido que se consiguió justicia para Keishla Rodríguez, sin socavar los principios democráticos que el pueblo de Puerto Rico, ese que es territorial y colonial, todavía cree. Celebramos el veredicto de 12 boricuas, que ponderaron todo, no le compraron todos los argumentos a fiscalía federal, y luego, basado en la prueba, declararon culpable a Félix Verdejo por el asesinato de la joven Rodríguez, por delitos probados más allá de duda razonable, y de lo no probado no llegaron a un acuerdo.  El veredicto fue culpable de secuestro y muerte de un no nacido, mientras no hubo acuerdo en cuanto a robo de auto (carjacking) y uso de arma.

Todo indica, que el jurado se tomó su tiempo para distanciarse de la línea hegemónica de fiscalía federal, y que sí le creyó a la defensa de Félix Verdejo, por lo cual emitieron un veredicto balanceado.  Es decir, culpable en unos asuntos, pero no en todos.  De igual forma, compraron el argumento de la defensa que el arma no fue la causante de la muerte por lo tanto su uso era irrelevante, y que no se cometió el delito de robo de auto.  ¿Qué más se puede pedir?  Se hizo justicia, pero hay que examinarlo mejor.

Por lo que, aquellos y aquellas que clamaban justicia para Keishla Rodríguez, hoy la tienen.  Hay dos hombres convictos por delitos similares o relacionados, como robo de vehículo (al coacusado y quien se declaró culpable en mayo del 2023, Luis Cádiz), secuestro (Félix Verdejo) y muerte a un no nacido (ambos).  Félix Verdejo no fue hallado culpable en el delito de robo de auto (carjacking) ni en el uso de arma de fuego.

Lo curioso es que los delitos se entrelazan, y dar muerte en un secuestro como en un robo de auto (carjacking), había que indicar como se dio muerte.  En este entrecruce le creyeron a Luis Cádiz.  Ahora bien, la línea silente del jurado es que Cádiz asumió en su testimonio haber comprado la droga que se le inyectó a Rodríguez, así como haberla tratado de estrangular y luego tirarla desde el puente Teodoro Moscoso al agua del canal.  Por lo que, el testimonio del perito de defensa es importante, pues si ella entró al agua ya muerta, la pregunta sería quién es responsable, ¿Verdejo o Cádiz?  Esto va para apelación, por parte de la defensa, pues era algo técnico y el juez no lo resolvió.

Ante este escenario, es importante destacar tres consecuencias sociales de este asesinato y ahora convicción.

Por un lado, en lo social, se hizo justicia y para la familia de Keishla Rodríguez, esto es muy importante. También es importante para todas las feministas que desde el 1 de mayo de 1921 se expresaron y manifestaron en contra de este asesinato en el puente Teodoro Moscoso y luego en otros lugares.  También es importante para todos los seres humanos que habitan en Puerto Rico y no creen en asesinar a nadie, sea hombre o mujer.  Para todas y todos ellos, valga esta convicción como un ejercicio de detente para evitar otras muertes.

En lo jurídico, este caso es de suma importancia. Se suma a los casos contra Filiberto Ojeda Ríos, Aníbal Acevedo Vilá, e inclusive Sixto Jorge Díaz Colón, donde ante un buen ejercicio de la defensa, la capacidad de fiscalía federal se ve diezmada.  Y ojo, que los abogados de Verdejo, Jason González y Gabriela Cintrón, son abogados y abogadas del panel federal de servicio de representación legal gratuita para los acusados.  Trabajaron de forma extraordinaria por, como se habla en la corte, “tumbarle” por lo menos dos cargos a su representado. En el contexto real de este caso, esto es una gran victoria para ellos, y debe haber atemorizado a fiscalía, que en su rol plenipotenciario, no logró su objetivo de cuatro convicciones.

En lo político, nos parece que la preparación de este caso denota lo que muchas veces pasan, que los federales preparan de forma mediocre los casos, pero porque nosotros les rendimos pleitesía, siempre pensamos que ellos son perfectos o dioses.  Los casos antes mencionados, junto a este, van demostrando los límites e incapacidad de régimen federal en Puerto Rico. 
Uno lo que quiere es justicia, no una convicción por tener, en este caso, a otro hombre negro, preso de por vida, aunque de igual si cometió o no el delito.  Esto nos deja con la interrogante final para el 2 de noviembre de 2023, del día de la lectura de la sentencia. ¿Habrá de pedir perdón Félix Verdejo o habrá de informar en corte abierta que él no la mató, que busquen al responsable?  No sabemos, hay que esperar. Son dos caminos distintos y dos soluciones diferentes.

En fin, que este caso no termina aquí.  No obstante sí hay que valorar que Keishla Rodríguez, de forma póstuma encontró justicia para su trágico final. Las dudas quedan, tanto en el jurado como en nosotros, si el veredicto fue el correcto o no. Lo cierto es que para Fiscalía Federal, cada día que pasa, probar un caso les está siendo más difícil.  Ese es el valor de este ejercicio jurídico, ver que la justicia federal no es la quintaesencia del bien.  Pero ese proceso de decaimiento de dicho foro, se empieza a notar ahora.

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