El Festival Internacional de Poesía Luna de Locos, en su decimoséptima versión, invita a creadores para hacer de la ciudad de Pereira y de las letras lugares de interacción y provocación. El poeta, editor y ensayista Flóbert Zapata declara que su sueño no es ganar premios o ser famoso; es el acto de la escritura y la lectura lo que realmente le hace feliz.

John Harold Giraldo Herrera Letralia
El Festival Internacional de Poesía Luna de Locos, en su decimoséptima versión, invita a creadores para hacer de la ciudad de Pereira y de las letras lugares de interacción y provocación. El poeta, editor y ensayista Flóbert Zapata declara que su sueño no es ganar premios o ser famoso; es el acto de la escritura y la lectura lo que realmente le hace feliz.
El ego, aunque no puede ser completamente erradicado, posibilita una que otra aventura. Esta reflexión que hace el poeta podría interpretarse como un llamado a la autenticidad, la humildad y la cooperación en la comunidad literaria. Flóbert enfatiza en la idea de que los escritores son una familia que debe apoyarse mutuamente y resalta la importancia de la solidaridad y la colaboración en un mundo literario a menudo competitivo.
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Luna de Locos se consolida como uno de los festivales más importantes de Colombia y cuenta con una programación de ocho días seguidos de actividades, donde el público, infantil, juvenil, adultos y más, se reúnen con el poder de la palabra. Desde el 28 de agosto hasta el 3 de septiembre de 2023, por Pereira una comunidad poética, creciente, fervorosa, dinámica e interactiva, goza con el encuentro de poetas y de actividades al aire libre, en recintos y en varios lugares donde se congregan.
Flóbert, de Filadelfia, Caldas, es un sobreviviente de las letras y de las amenazas. Conversa con calma y precisión.
—¿Por qué se insinúa que eres uno de los poetas más intimidados y asediados de Colombia?
—Porque hubo un tiempo en que tuve persecución política por mis posiciones, por mis pensamientos políticos, por mis ideas políticas, un hombre de izquierda. Mi sueño político es que no exista ni un solo pobre en el planeta.
Para mí la escritura es un acto de felicidad.
—¿Y cuál es tu sueño poético?
—Ya lo realicé. Es quedar contento con lo que escribo, para mí la escritura es un acto de felicidad. Hubo un tiempo en el que yo sufría cuando escribía. Soñaba con no sufrir cuando escribo, y ahora siento felicidad cuando escribo. Mi sueño no es ganar premios, ser famoso… solamente, el acto de la escritura, el acto de la literatura, de la lectura, me hace feliz.
—Cuéntanos de tu combinación como artista, creador, académico, gestor, incluso editor, porque haces las veces también de la edición y la promoción de la literatura y de la poesía. Todos esos oficios, ¿cómo los combinas, qué hay detrás de cada uno, con los que sigues aportando en el ámbito cultural de Colombia?
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—Como artista yo tengo una sensibilidad natural por el arte, no solamente por la literatura; me gustan todas las formas del arte y las exploro, no las realizo, pero alguna las contemplo, las disfruto. Me gustan las biografías de artistas, me gusta ver pintores. Como creador fue una necesidad de mi vida. Hubo un momento en que, como en la canción de Paco Ibáñez, “no puedo más y aquí me quedo”, dije, ¿qué hago yo con esta vida? ¿Acabo con ella? ¿Sigo adelante? Encontré el arte, la creación. Fue muy duro, fue estar en una selva o en un bosque, y no sabía si iba a llegar a algún lado, pero ahí estaba y algún día llegué a una parte que me dijo que el arte era suficiente para la vida, que el arte era la vida, y en este momento yo me sentí que había llegado a algún lugar. Como académico, pues yo no he sido un gran académico ni he trabajado mucho en la academia. Trabajé en la escuela, en el colegio y la universidad, más que todo como una forma de subsistencia; ese no es mi fuerte, ser un conferencista, ser un ensayista no es el fuerte, la parte media de la creación. Como editor, esa ha sido una parte muy importante en mi vida. He editado a cantidad de personas, he publicado a muchas personas y editado cantidades de fanzines, de folletos, de libros, porque, como dijo una vez Rafael del Castillo en un viaje, justamente ahí en Pereira, me dijo: “Flóbert, yo lo admiro mucho a usted porque hace los dos trabajos, hace el trabajo de editor y de escritor”. Ese fue un gran estímulo en mi vida y cada que tengo la posibilidad de editar a cuanta persona hay, lo edito, los que no, no he tenido con qué. Y valoro mucho el trabajo de los poetas, cuanto poeta nuevo hay, lo animo a que siga adelante. Me parece que todos los poetas somos una familia.
Los escritores también tenemos enfermedades como todos los seres humanos, una enfermedad es el recelo, otra es la suspicacia.
—Estamos muy cerca, Pereira, Caldas, hemos tenido alguna que otra disputa política en términos de nuestras relaciones. ¿Crees que la literatura nos ha hermanado y de qué manera?
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—La literatura nos ha hermanado; los escritores también tenemos enfermedades como todos los seres humanos, una enfermedad es el recelo, otra es la suspicacia. Mire, Harold, a mí me presentan y me dicen, va a conocer un poeta. Le mido el tamaño del ego y en proporción inversa es su obra. Entonces todas esas peleas y todas esas cosas son simplemente problemas del ego. Muchos lo han superado y esas son las personas con las que mejor me entiendo. El ego es imposible de erradicar del todo, pero se puede manejar, y aceptar la realidad de lo que dije ahora, que somos hermanos, que somos una familia y entre todos tenemos que ayudarnos, apoyarnos, reseñarlos, publicarnos, abrazarnos.
—¿Qué implica que tú vengas a Pereira? ¿Compartir tu voz, tu fuerza poética y que Giovanny Gómez, creador de este festival, ya no esté?
—Tuve posibilidad de compartir con Giovanni Gómez y me produjo un dolor profundo su muerte por la pandemia. Una pérdida muy grande para Pereira y lo digo porque el Festival Luna de Locos es parte del alma de Pereira, como hacen parte del alma de Pereira Luis Carlos González, Luis Henao Betancourt, Merardo, Luz Dary y usted. A Pereira yo la adoro, yo voy a Pereira y siento una felicidad inmensa, la que estoy empezando a sentir en Manizales, al sentirme querido, al sentirme respetado. Por tal motivo, esto implica sentir un vacío muy grande. Implica estar en el lugar donde mejor me siento leyendo poesía. Yo hice una lectura de poesía hace años y me sentí muy bien, hubo una comunicación tan bonita; desde eso yo comencé a expresar el amor a Pereira, que sentía calladamente, y a Pereira la aprendí a querer precisamente por su cultura, y por un afiche que yo vi en la biblioteca Ramón Correa, donde dice: “Venían los colonizadores, los seminaristas y se quedaron aquí y los hippies se fueron para Pereira”. Lo digo metafóricamente, y por eso Pereira es una ciudad más liberada y Manizales más conservador, tienen un alma distinta.
La única parte que me invitan es de Pereira, de Luna de Locos, porque me quieren mucho y saben que yo los quiero.
—¿Qué destacas de este festival Luna de Locos? ¿Qué te parece que puede ser en el ámbito de los festivales que tiene Colombia?
—No he ido casi a festivales, a mí casi no me invitan de ninguna parte, la única parte que me invitan es de Pereira, de Luna de Locos, porque me quieren mucho y saben que yo los quiero. El festival es una maravilla para Pereira, hace parte del alma, de la cultura de Pereira. Posee una simbología muy importante para el resto del país y es un festival de mucha calidad, de mucha tradición.
—¿Qué andas escribiendo?
—Muchas cosas, estoy enamorado de una mujer… Yo vivo aquí en la parte alta que se llama Niza y en La Sultana hay una mujer que se llama María, que me mantiene encantado, pero no me da ni la hora. Le estoy escribiendo un libro y llevo 405 poemas y tengo veinte para anotarle y creo que llego a los quinientos.
—Con esa particularidad tuya que tienes, te han asediado, te han intimidado políticamente, ¿piensas que un verso puede incidir en la transformación social, en la construcción de conciencia de esta nación y de cualquiera?
—Lo dijo usted perfectamente. Un solo verso puede cambiar el destino de una persona, de un grupo, de una sociedad, un verso puede cambiar el mundo, esa es mi fe, por eso escribo.

Docente universitario y periodista cultural colombiano (Pereira, 1979). Magister en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), donde es docente auxiliar y, además, cursa estudios de posgrado. Ha escrito diversos artículos y ensayos para la revista Semana, y los diarios El Tiempo, La Tarde y El Diario del Otún, entre otros, así como para revistas literarias. Cinéfilo, participa en la película Los asombrosos días de Guillermino, próxima a estrenarse. En la actualidad dirige el grupo de investigación en periodismo investigativo Enfokados.
Sus textos publicados antes de 2015
224 • 234 • 241 • 247 • 275 • 280
Editorial Letralia: Doble en las rocas. 18 años de Letralia (coautor)