Primero fue Pablo Iglesias, luego Pedro Sánchez. Los dos quisieron aprovecharse del ‘efecto Yolanda’ y ahora ven cómo ella les arrebata el primer plano. Contamos desde dentro la relación de este insólito triángulo

El Mundo
En los cajones de Moncloa hay un dosier con el nombre de Yolanda Díaz. Una especie de ficha política que explica la historia personal y los métodos de la actual ministra de Trabajo. Un manual de instrucciones para entender las claves de la que es, según el último CIS, la política más valorada en nuestro país.
El dosier llegó hasta Pedro Sánchez con una nota a pie de página: «Ten cuidado con ella».
Lo cuenta el periodista Luca Costantini en su libro Yolanda Díaz. La seducción del poder (La Esfera de los Libros). Ese informe lo enviaron los socialistas gallegos a los despachos de Presidencia y era una suerte de anatomía de la vicepresidenta segunda del Gobierno. Quién es realmente Yolanda Díaz Pérez. De dónde viene. Y, sobre todo, a dónde va.
«Yo no sé si existe ese dosier, no me consta, pero esa nota al pie no me extrañaría», admite hoy un ex diputado del Partido Socialista de Galicia. «Yolanda siempre ha tenido fama de haber pisado a todo el mundo para ascender. Quizás es más leyenda que otra cosa, pero la hemeroteca está llena de gente que se ha sentido traicionada por ella».
De ese archivo de supuestas deslealtades se ha escrito mucho en los últimos tiempos para tratar de explicar la escalada política de Yolanda Díaz. De la traición a quien fuera alcalde de Ferrol entre 2007 y 2011, el socialista Vicente Irisarri, cuando la entonces dirigente de IU fue su mano derecha en el Ayuntamiento. De la traición a Xosé Manuel Beiras, histórico del BNG, cuando -dos años antes de Podemos- montaron juntos aquello que se llamó Alternativa Galega de Esquerda. De la traición, antes, a Anxo Guerreiro en Esquerda Unida cuando las siglas se partieron en Galicia. O de la traición, después, a Alberto Garzón, cuando Yolanda rompió su carné de IU para arrimarse ahora a Podemos.