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Las centrales del este: la familia Roig y el cultivo de caña de azúcar

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El cultivo de la caña de azúcar fue uno de los motores económicos de Puerto Rico desde el asentamiento de los españoles en el siglo XVI hasta la década del 1970

Milton Rúa de Mauret El Adoquín

El cultivo de la caña de azúcar fue uno de los motores económicos de Puerto Rico desde el asentamiento de los españoles en el siglo XVI hasta la década del 1970. Alrededor de la isla hubo primero trapiches en que el azúcar se elaboraba a mano o con bueyes y luego las centrales mecanizadas comienzan a aparecer durante el siglo XIX. Estas empresas dejaron su marca y memorias en las áreas en las que sirvieron. Para mencionar algunas: Ponce tuvo la Central Mercedita; Central Aguirre en Salinas; Santa Juana en Caguas; Coloso en Aguada y Machete en Guayama. En el área este, Humacao contaba con la Central El Ejemplo y Yabucoa con la Central Roig. Precisamente estas dos últimas fueron propiedad de la Familia Roig de Humacao.

El fundador de estas centrales y demás empresas asociadas a la familia Roig fue don Antonio Roig Torrellas. Su primera adquisición, hacia 1888, fue la Central Providencia, que pertenecía a don Rodulfo Pérez Polanco y la cual fue re-bautizada Central El Ejemplo. En 1921 don Antonio adquiere la Central Mercedita de Yabucoa llamándola la Central Roig. Ésta última ya contaba con una historia agrícola desde la segunda mitad del siglo XIX. Fundada en 1870 por don Ramón Aponte y Ortiz de la Renta como la Hacienda del Carmen con un trapiche de bueyes.

Ocho años más tarde, la hacienda fue adquirida por el español don Cristóbal Vallecillo y Morales, quien la llamó “Mercedita” e introdujo máquinas de vapor. En 1899 fue destruida por el huracán San Ciriaco, luego reconstruida, y en años subsecuentes cambió de propietarios hasta que don Antonio Roig la adquirió en 1921.

Don Antonio Roig Torrellas…

Don Antonio Roig Torrellas nació en 1860 en Mayagüez, hijo de un inmigrante español de Cataluña, específicamente de la ciudad de Villanueva y Geltrú (Vilanova i la Geltrú) en la costa mediterránea al sur de Barcelona. En entrevista con este medio, Swami Shantananda (nacido Raúl Antonio Roig Pietri), ofreció detalles sobre la familia Roig.

Don Antonio Roig Torrellas en su oficina. AGPR.

“Mi tatarabuelo Antonio Roig Miró vino muy joven a mediados del siglo XIX. Se afincó en Mayagüez, ciudad donde había comerciantes catalanes, muchos de ellos del área donde él había nacido, algunos de los cuales le dieron empleo. Allí se casó con la hija de un catalán, Adelina Torrellas y Ramírez de Arellano, con quien tuvo tres hijos”, expresó Swami Shantananda. “Un hermano suyo, llamado Pablo, creó un periódico que se llamaba el Diario del Oeste. Su hermana Pepita se casó con el militar español Andrés del Olmo”.

Antonio Roig Torrellas se mudó a trabajar a Fajardo en una central propiedad de una compañía estadounidense. Por esa época conoció a la humacaeña Eulogia Guzmán del Toro descendiente de inmigrantes de Santa Cruz de Tenerife en las Islas Canarias, quienes poseían un trapiche azucarero llamado Hacienda del Socorro. Don Antonio y su esposa doña Yoya procrearon dos hijos, Antonio Agripino y Jorge Adalberto. Ambos se casaron con señoras de Ponce: Antonio Agripino con Angelina Oppenheimer Dalmau, y Jorge Adalberto con Rosario Ferré Aguayo, hermana de quien fue gobernador de Puerto Rico, don Luis A. Ferré.

Antonio Roig Torrellas y su hijo Antonio Roig Guzmán. AGPR.

Según explicó Swami Shantananda, don Antonio Roig Torrellas se dio cuenta que el negocio del azúcar no daba un rendimiento económico y efectivo a menos que la central fuera dueña de las tierras que produjera la caña. Por lo que comenzó a comprar terrenos en el área de Humacao para apoyar la producción de la Central El Ejemplo. También se dedicó a modernizar el equipo de la central, adquiriendo en los Estados Unidos lo que se consideran los primeros tachos de vapor para cristalizar el azúcar utilizados en Puerto Rico, siendo pionero en esa tecnología en la Isla.

Otro dato importante en el desarrollo económico del área este de Puerto Rico fue reconocer la necesidad de transportar la caña de azúcar de un punto a otro por medio de un sistema de tren, por lo que don Antonio creó la red llamada Ferrocarriles del Este, la cual servía también como medio de transporte para pasajeros entre Humacao, Las Piedras y Juncos.

Inauguración del Ferrocarril de Este, Humacao. 1906. AGPR.

Don Antonio, junto con un grupo de inversionistas puertorriqueños, fundó la central de Juncos. Y en 1922 creó el Banco Roig para facilitar préstamos e inversiones en Humacao y otras áreas del este de Puerto Rico.

Don Antonio Roig Torrellas falleció en 1933, dejando sus empresas a tres herederos, su viuda y sus dos hijos Antonio Agripino y Jorge Adalberto, quienes crearon una nueva compañía bajo el nombre de Antonio Roig Sucesores. La compañía adquirió la Central Sterling en el estado de Luisiana y la Central Fellsmere en el estado de Florida. Ésta, además, desarrolló ganaderías en Humacao, Yabucoa y Las Piedras.

La operación de la central a través del tiempo…

También hablamos con Agustín Cabrer Roig, quien ofreció información más detallada sobre el proceso del cultivo de la caña. La caña de azúcar se sembraba normalmente para la época del verano, por lo que entre enero y abril ya se tenía la caña lista para cortar. Según nos explicó Cabrer Roig, al principio y con el propósito de maximizar la producción, el cortador tenía que subirla con la mano y cortar lo más cerca del suelo. Los que cortaban la caña, tenían la habilidad de quitarle la paja, la flor y hojas limpiándolas para que ésta fuera transportada a la central.

Los hermanos Antonio Agripino y Jorge Adalberto Roig. AGPR.

“El que cortaba la caña era instrumental para que el volumen de caña del campo que llegaba a la central fuera el máximo… Sacar el máximo de jugo-conocido como guarapo-, que era lo que se cristalizaba y se convertía en azúcar”, explicó Cabrer Roig durante la entrevista. Durante los principios de la década del 1960, se dificultó conseguir cortadores de caña, por lo que se empezó a mecanizar el proceso de corta, pero ante este nuevo panorama, la central tenía que asegurarse que las máquinas cortaran lo máximo.

Estas máquinas cortaban la caña para ser enviada a la central y meterla en el molino junto con tierra y yerbajos. El molino era un juego de tres cilindros que se encargaban de extraer el guarapo de la caña hasta lo máximo, dejando la fibra seca o el bagazo. Este sobrante era lo que se utilizaba de combustible para las calderas que producían el vapor, que a su vez era lo que movía unas ruedas pesadas -conocidas en inglés como momentum wheels– que permitían que trabajara el tren de molinos.

Debido a que la caña llegaba con tierra, era necesario purificar el guarapo. Para esto, se colocaba en un tanque y se le echaba cal, causando la sedimentación. Se evaporaba el agua dejando la espesa melaza que pasaba a unos tanques con calor que cristalizaban, logrando la azúcar negra que era extraída con máquinas centrífugas.

Tiempo después, las autoridades señalaron que no podían seguir introduciendo la caña con tierra en los molinos, por lo que se diseñaron unas camas donde la colocaban para lavarla con agua del río. El padre de Cabrer Roig, Don Agustín “Tito” Cabrer Pietri fue el ingeniero diseñador de dichas camas.

Pero este proceso no duró mucho, ya que a nivel federal se aprobó en 1972 la ley Clean Water Act, la cual no permitía regresar el agua sucia nuevamente al río. Como solución, se crearon unas charcas de retención para que el agua se sedimentase y regresara al cuerpo de agua.

La realidad fue que los procesos se fueron complicando durante la década del 1970. Hubo aumentos en costos de producción y competencia de otros países como Brasil, que aumentaba su producción sin contar con reglamentación reguladora, lo que afectó la industria azucarera de la Isla. La empresa operó las centrales hasta que El Ejemplo, Sterling y Fellsmere fueron vendidas y la Central Roig adquirida por la Autoridad de Tierras de Puerto Rico.

Central Roig en Yabucoa en su operación.

El legado…

El legado de don Antonio Roig Torrellas y de sus hijos, Antonio Agripino y Jorge Adalberto, es el recuerdo de una de las empresas más importantes de Puerto Rico y su impacto en la economía puertorriqueña. No tan sólo con las centrales azucareras, sino por el transporte ferroviario en el área oriental de la Isla y la oferta de una red de sucursales bancarias que sirvieron a la población del este de Puerto Rico. No hay que olvidar, claro, el legado arquitectónico de la Casa Roig, diseñada por el arquitecto checo Antonin Nechodoma y que posteriormente la familia donó al recinto de Humacao de la Universidad de Puerto Rico para que fuese un centro educativo cultural. Aunque el mismo está cerrado tras el paso del huracán María en 2017, la estructura continúa dejando una huella histórica en el casco urbano de La Perla del Oriente.

Vista aérea del pueblo de Humacao durante la época.

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