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ORIGEN Y PRINCIPIOS ELEMENTALES DEL SISTEMA CAPITALISTA

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Antonio-Bambino Maldonado-Boschetti

ORIGEN Y PRINCIPIOS ELEMENTALES DEL SISTEMA CAPITALISTA

El siglo XVIII el desarrollo de las condiciones sociales y político-económicas habían madurado lo suficiente para ver tres teorías económicas: La primera el mercantilismo que consistía en un sistema económico que no quitar ojo en primer término al desarrollo del comercio, principalmente al de exportación, y considera la posesión de metales preciosos como signo característico de riqueza, por lo que obligó a las naciones europeas al desarrollo miserable del colonialismo.

La segunda teoría económica a la época era la fisiocracia la cual se basaba en la idea de que la tierra es la fuente de toda riqueza y, por tanto, toda la producción debe orientarse a maximizar la cantidad de tierra cultivada en la creencia que solo había dos clases en una sociedad: los productores y los consumidores. Por último, la teoría económica del liberalismo que promueve la libertad económica de los individuos estando en contra de la intervención del Estado en la economía. Será ésta última la gran triunfadora y es la base de la globalización del actual sistema capitalista ya bien desarrollado. El autor que la inició el liberalismo capitalista será Adam Smith que escribe su obra Investigación sobre la Naturaleza y las Causas de la Riqueza de las Naciones (1776).

El sistema económico del Medioevo se basaba en la agricultura, bajo una forma feudal, señorial. Realeza, nobleza y clero poseían tierras que los campesinos, que representaban el 80% de la población, se encargan de cultivar. Entregaban las cosechas para el abastecimiento de la casa del señor propietario de la tierra, cualquiera que fuere rango o condición. Las contradicciones y las injusticias sociales y económicas aquel sistema estaba destinado a explotar, pues no servía al desarrollo de la creciente población, de la justicia social, y de la economía que no es otra cosa que la administración de los recursos, la creación de riquezas mediante la producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades de la sociedad.

En aquellos tiempos finales en los que agonizaba el medioevo, la primera y revolucionaria idea de Adam Smith fue que la clave del bienestar social está en el crecimiento económico. Tal crecimiento se potencia, según Smith, a través de la división del trabajo por lo que es mejor que cada trabajador y fábrica se specialize en un trabajo concreto, pues así conseguirá hacer la producción cada vez de mejor calidad y más rápido, y permitiendo al propietario de la producción innovar repetidamente en su metodología para hacer riquezas. Según Smith la división del trabajo, a su vez, se irá profundizando a medida que se amplía la extensión de los mercados.

Estas ideas serán clave para el nacimiento del capitalismo a gran escala y su eventual desarrollo colonialistas e imperialista. Son ideas que justificación la Revolución Industrial, la producción a cadena, la creación de riquezas en manos privadas, la creación y consolidación de la división en clases sociales marcada por propietarios y trabajadores, se crea el nuevo trabajo asalariado y la extracción del plusvalor. En ese nuevo mundo apadrinado por Smith, se dispara la producción, distribución y consumo de bienes y servicios bajo la fórmula de los medios privados de producción y el tiempo de trabajo “alquilado”.

La segunda gran aportación de Adam Smith es la libertad del mercado. Para él libertad económica se regulará por medio de lo que él llama “la mano invisible del mercado”, que no es otra cosa que la ley de la oferta y la demanda, sin ocuparse de las fases económicas del capitalismo que producen inflación, la recesión, deficiencias en la cadena distributiva, la sobre o baja producción, y tantas otras enfermedades fisiológicas al sistema, sin hablar del manipuleo del mercado por parte de los poderosos, y mucho menos de la corrupción del sistema.

Rehusando las ideas fisiócratas que dictaminaron que la tierra agrícola es la fuente de toda riqueza, Adam Smith opina que la economía debe funcionar lo más libre posible. Justifica que los productores intenten obtener el máximo beneficio, pero, para lograrlo, deben producir los bienes que desea la comunidad al mercado, donde los consumidores intentarán comprar los mejores productos al mejor precio. Se producirá entonces competencia y las empresas mejorarán y de ello se beneficiarán los consumidores al ir de compras al mercado libre, y como en un filme de Hollywood al final todos en un mundo feliz. Smith no entra a discutir la histórica explotación del hombre por hombre y su renovamiento a través de su liberalismo capitalista.

Finalmente, en ese paraíso productivo y distributivo que Smith propulsa, el Estado, gobierno o autoridad, debe dejar actuar sobre los individuos y los mercados. Para Smith, el “poder gobernante” sólo debe preocuparse de tres aspectos: mantener la seguridad frente a los enemigos extranjeros, mantener la administración de la justicia en términos de la criminalidad y sobre todo del ordenamiento del ecosistema que permita la producción privada. Por tanto el gobierno sirve sólo para encargarse de las obras públicas y de otras instituciones como la educación, la formación escolar, ya que no puedan mantenerse por falta de utilidad directa para los individuos ya que no crean riquezas.

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