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Poema para un robot

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por William Pérez Vega

POEMA PARA UN ROBOT
“Escuchaba a Julia Keleher. Su voz robótica parecida-en mala
metáfora-a una fila de soldados de madrugada antes de un entrenamiento.” (Marioantonio Rosa, Zona escolar y Julia Keleher: tránsito “despacito”)

Allí estás,
como cuando le dan cuerda
a la muñeca que sigue los pasos uno a uno
con su voz de soldado antes de soltar metralla
sobre la aldea que madruga en su escuela
mientras la primera lección revolotea
en el abrazo de las manos pequeñas
cuando llega la maestra cargada de unicornios
y un arcoiris para cada sueño,

te vi pasar como un escombro que antes fue salón y patio
un predio de rondas que jugaba travesuras
de mariposa recién oruga porque la niñez
se trata de eso que nunca has logrado entender,
fuiste quien puso una mochila vacía
en los sueños de mis hijos
y una carcajada de dólares mal habidos
en los bolsillos de un comprador cualquiera
como fabricante de millonarios
que cobran caro por ser la pezuña de la gran bestia
cuando emites una risa de muñeca plástica
y pones un cartel que dice !vendido!
frente al portón que se cerró de pronto
mientras una maestra agitaba su despedida
de pañuelos mojados que nunca salió en el reportaje
porque las fotos solo retratan lo que deja ganancias
y las cámaras no saben del dolor adentro
que camina las entrañas de la lección que se hizo destierro
como un pueblo al que le quieren dejar sin futuro,

otra vez eres el discurso de palabras masticadas
porque de los frutos del corazón habla la boca
y no importa hablar bien el idioma de los colonizados
porque peor es hablar malo con cada acción
que grita atropello, maestra desechable
gente pobre a quien le destrozan sus lecciones
mientras añades otra cifra en el cañon de la ignominia
porque ya son 66, 169, 174, 500, 666 escuelas cerradas
porque tu número es el de la bestia,
eres el ´team teaching” de la Junta de Cuervos
que revolotea graznidos ansiosos de carroña
cuando una jueza lejana le da su bendición a cada pecado
y un congreso borracho firma decretos de lágrima y sangre
sobre las espaldas de mi gente buena
mientras sigues marcando portones como cuando Herodes
marcó de muerte a todos los primogénitos
para asegurarse de asesinar
cualquier posibilidad de salvación,
como una barbie de cuerda marca Keleher
que nunca aprenderá el idioma de los pobres

lo que no sabes es que la palabra justicia
a veces se escribe después del sufrimiento
en las paredes de cualquier conspiración alborotada
y en algún momento será torrente
que tus dioses de petróleo no podrán detener
en los pasos de un pueblo que toma las calles
y estoy seguro, como que lloré de rabia sobre este verso
que más pronto de lo que sospechas será el día
cuando sumemos todas las pupilas para hacer una estrella,
esa que brilla sola en el futuro de mi pueblo
y entonces tendremos para todas las gentes
la lección que entre todas, entre todos haremos,
le pondremos por nombre archipiélago de la alegría
y tendrás que mirarnos desde tu infierno
porque nuestra será la gloria
Amén

William Pérez Vega, Derechos reservados

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