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Radamés Acosta: Sindicalismo en tiempos borrascosos

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Descripción

A partir de entonces fuimos integrando nuevos cuadros provenientes de los distintos organismos del MPI, incluyendo nuestra Seccional en los Estados Unidos. De Nueva York enviaron a mi compueblano Osvaldo Romero. Recuerdo que el compañero Secretario de Organización Jenaro Rentas, quien sacaba un chiste de todo, decía que yo lo había negociado por un mimeógrafo. De Puerto Nuevo nos llegó Radamés Acosta.
Por mi experiencia reciente durante la huelga de General Electric de Río Grande sabía que nos enfrentaríamos a una época de alta combustión en el movimiento obrero. Era un tiempo de grandes cambios en el país y en el propio Movimiento. Resultó ser, como destaco en Lustro de gloria, la década más convulsa del siglo. Impulsamos transformaciones al interior del MPI que dieron al traste con los viejos estilos de trabajo, mientras la organización se insertó con eficacia en la lucha social que cada día incrementaba en calidad y cantidad.
Entre las consecuencias se comenzó a construir un partido proletario, uno de cuyos gérmenes habría de serlo el propio MPI, al tiempo que impulsábamos la formación de un nuevo sindicalismo, comprometido y combativo, con el respaldo artillado de los Comandos Armados de Liberación (la CAL), bajo el control político de nosotros mismos. Se supo entonces y hoy se conoce que aquellos “muchachitos” íbamos en serio, sin dilaciones ni falsas componendas.
Para emprender tal tarea se requería combinar la madurez de los veteranos con el impulso de la juventud. Fue así como entraron a la Secretaría jóvenes del calibre de Osvaldo Romero, Arturo Grant, Pablo Rivera, Edwin Meléndez, Ludmilia Rivera y Radamés Acosta. No se quedaban atrás por su ímpetu juvenil compañeros como Pedro Grant, Mónico Nazario y Luis Escribano. A todos les caracterizó la inteligencia creativa, la valentía a toda prueba y el carácter firme. Era lo que reclamaba la violencia de aquella fase de la lucha de clases.
Este libro, cargado de emoción y salvaguardado por la honestidad a toda prueba del autor, es testimonio de ello.

ángel m. agosto, editor.

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