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Puerto Rico en el fuego cruzado de Washington

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Un informe reciente de un centro de estudios especializado en el análisis de las prioridades del gasto público en Estados Unidos indica que Puerto Rico podría ser una de las víctimas principales de la ofensiva que han desatado los republicanos ultraconservadores del Congreso contra el programa económico del presidente Biden

Una recesión severa en Estados Unidos podría empujarnos nuevamente a terreno negativo y dar al traste con muchos planes y proyectos, escribe Juan Lara. (Patrick Semansky)

Juan Lara El Nuevo Día

Un informe reciente de un centro de estudios especializado en el análisis de las prioridades del gasto público en Estados Unidos indica que Puerto Rico podría ser una de las víctimas principales de la ofensiva que han desatado los republicanos ultraconservadores del Congreso contra el programa económico del presidente Biden. Según el análisis del Centro Sobre el Presupuesto y las Prioridades de Política Pública (CBPP, por sus siglas en inglés), los recortes del gasto federal que exigen los congresistas republicanos le podrían costar 1,570 millones de dólares a Puerto Rico en el año fiscal federal 2024. Sólo 15 de los 56 estados y territorios tendrían un recorte mayor que el de la Isla.

Según el estudio, este sería el efecto de recortar 1.3 millones de millones de dólares (trillions) en el gasto discrecional del gobierno federal en diez años, que es la condición que han impuesto los congresistas republicanos para levantar el límite de la deuda nacional, el cual fue rebasado en febrero de este año. Ya en el próximo mes de junio, dentro de unas semanas, el Tesoro podría empezar a verse corto de dinero para mantenerse al día en sus pagos si no se ha elevado para entonces el tope de la deuda.

Con el presupuesto de rehén, los republicanos de la Cámara de Representantes quieren obligar al gobierno a abandonar sus prioridades de gasto en infraestructura, medidas para contrarrestar el cambio climático y programas sociales. Y a cambio de esto, sólo ofrecen levantar el tope de la deuda por un año, lo que significa que podríamos ver la repetición de este drama en el año próximo, que es un período de elecciones. Con razón la revista británica The Economist caracterizó esta confrontación—que ya había ocurrido antes, en las administraciones de William Clinton y Barack Obama—como un “ritual americano de daño autoinfligido”.

El análisis del CBPP pone de relieve la importancia que ha adquirido la política fiscal de Estados Unidos para Puerto Rico. Cabe preguntarse si quienes hablan por Puerto Rico en la capital federal se están haciendo sentir en estos debates, más allá de simplemente pedir dinero para la Isla. Quizás no es mucho lo que podemos hacer, porque este es un conflicto político-partidista, si bien sus consecuencias se verán en el plano económico. Aún así, muchos grupos en Estados Unidos se están manifestando a viva voz para no quedar como víctimas colaterales de esta batalla.

Por supuesto, el daño que proyecta el estudio del CBPP no es algo inevitable, ya que existe la posibilidad de un acuerdo negociado entre la Casa Blanca y el Congreso que limite el alcance de los recortes. Pero es casi seguro que el acuerdo incluirá algún monto de recortes, porque los congresistas republicanos de hoy son más intransigentes que los que se enfrentaron en el pasado a Clinton y Obama. Además, muchos de ellos son trumpistas con ansias de venganza política.

Más allá de los recortes propuestos, hay que pensar también en el daño indirecto que puede ocasionar este conflicto, a través de sus efectos en la economía de Estados Unidos. Cabe recordar que aún antes de que se planteara el tema del tope de la deuda ya se proyectaba una recesión en Estados Unidos por el alza de las tasas de interés impulsada por la Reserva Federal. Si a eso se le sumara un recorte fuerte y abrupto en el gasto público, podríamos ver un escenario de recesión severa, en lugar de la recesión leve que hasta ahora proyectan la mayoría de los analistas.

Esa coyuntura de recesión es crítica para Puerto Rico ahora que nuestra economía experimenta una desaceleración del crecimiento; algo que ya se esperaba por el agotamiento de los fondos relacionados a la pandemia del COVID-19. Una recesión severa en Estados Unidos podría empujarnos nuevamente a terreno negativo y dar al traste con muchos planes y proyectos que suponen, y necesitan, que la economía puertorriqueña siga en una senda de expansión.

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