El ahora entrenador de los Buffaloes de Colorado en la NCAA coincidió con el expelotero puertorriqueño en los Reds de Cincinnati y Florida State
miércoles, 27 de septiembre de 2023 – 11:40 p.m.

Por José E. Bartolomei Torres El Nuevo Día
Deion Sanders ha sido la gran historia a seguir en este inicio de temporada 2023 del fútbol americano colegial.
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Sanders tomó las riendas como entrenador de unos Buffaloes de Colorado, que terminaron el torneo anterior con récord de 1-11, y los transformó a un equipo que está poniendo –semana tras semana– números de televisión ‘Prime Time’, haciéndole justicia al apodo de la exestrella de la NFL.
Sanders, que también jugó nueve temporadas en MLB en la década del noventa y principios del 2000, inició esta campaña con triunfos sobre el finalista del Campeonato Nacional de la NCAA, TCU, así como Nebraska y Colorado State.
El pasado sábado, sufrió su primera derrota (vía paliza 42-6) ante Oregón, décimo clasificado de la nación, recibiendo el primer gran golpe a su “historia cenicienta”.
De hecho, el torneo 2023 se seguirá complicando para Sanders y compañía, cuando este fin de semana reciban en el Folson Field a los Trojans de USC, quienes son liderados por el quarterback Caleb Williams, proyectado a ser el pick número uno del siguiente draft de la NFL.
Pero si hay algo en lo que sobresale Sanders, es en motivar grupos y masas, aun cuando nadie cree en ellos.

Tanto así que, por primera vez en la historia del programa de Colorado, se agotaron todos los boletos en su estadio para el resto de la temporada, con capacidad para 50,000 personas.
El expelotero puertorriqueño Eduardo Pérez no se sorprende del éxito de Sanders.
El boricua coincidió con el estadounidense en la Universidad de Florida State, cuando Sanders jugó su última campaña allí. Igualmente, con losReds de Cincinnati en las Grandes Ligas.
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Pérez revela su experiencia con el dos veces ganador del Super Bowl.
Sinónimo de grandeza
La primera vez que Pérez, ahora con 54 años, vivió de cerca el fenómeno mediático de Sanders, fue en 1989, cuando el puertorriqueño disputaba su primera temporada en Florida State. Aquello era el último torneo de Sanders con los ‘Seminoles’.
“Lo que tú ves, es lo que es”, expresó Pérez a El Nuevo Día.
“Yo creo que por eso se relaciona mucho con los jóvenes hoy en día. Toda su grandeza era igual en la universidad, tanto dentro del terreno de béisbol como de fútbol americano. Ha tenido mucha confianza en todo lo que hace”, agregó.
Sanders, que culminó luego graduándose de Talladega College, lideró como “prepa” a los ‘Seminoles’ al quinto puesto de la nación en béisbol, y llevó al equipo de atletismo a su décimo campeonato de conferencia.
Dos veces nombrado ‘All-American’ en la posición de esquinero, Sanders también le regaló a Florida State algunas de sus victorias más memorables en fútbol americano, incluida una victoria sobre LSU en el Sugar Bowl de 1988.
Deion, después, fue seleccionado como profesional por los Falcons de Atlanta en la NFL y los Yankees de Nueva York en MLB.
“Esa es su parte dinámica. Yo, por ejemplo, nunca había visto a alguien correr del plato a tercera base, con una facilidad, como lo hacía él. Volaba”, sostuvo Pérez que, en tres años en Florida State, se desempeñó principalmente como primera base, bateando .328 con 30 dobles, cuatro triples y 15 jonrones.


Pérez fue elegido este año al Salón de la Fama de Florida State.
Previo a coincidir con el boricua en Cincinnati, Sanders lideró las Grandes Ligas en triples con 14 en 1992, cuando militó con los Braves de Atlanta. Ese año jugó con Atlanta en la Serie Mundial, promediando .533 con ocho imparables.
Esos Braves terminaron perdiendo la serie ante los Blue Jays de Toronto de Roberto Alomar.
“Estamos hablando de una persona seria que nunca se ha dado un trago (de alcohol) en su vida. Estaba comprometido al deporte. Jugaba ambos deportes. Es un ser humano especial. Sabe lo que tiene que hacer. Lo que le explica a los jóvenes, eso es lo que aprendió de base en Florida State”, añadió.
Anécdotas en Cincinnati
Pérez compartió camerino con Sanders en los Reds en la temporada de 1997.
“Se iba un domingo a jugar fútbol americano, y al otro día regresaba esbarata’o. Pero le decía al cuerpo técnico de Cincinnati, que lo pusieran en la alineación para lo que necesitaran”, dijo el puertorriqueño.
Sanders bateó .273 esa campaña con los Reds, robándose 56 bases. Fue su penúltima temporada en las Mayores, antes de un último regreso en 2001, también con los Reds.
“Ese año su enfoque en fútbol americano le quitó un poco a su dinámica. En septiembre paró de jugar béisbol y se quedó ‘full time’ con la NFL. Esa fue la parte, un poco difícil”, destacó.
“Pero él iba a jugar pelota. No decía: ‘mira, vámonos a cenar’, etc. Él cuidaba su cuerpo. Vivía para ese momento. Yo siendo más joven, lo veía a él como ahora vemos a Shohei Ohtani. Deion hacía cosas diferentes en deportes diferentes. Tuve la dicha de también jugar con Bo Jackson en los Angels, entonces de California en 1994. Ese era otro fenómeno con una mentalidad similar. Estaban dispuestos a sacrificar su tiempo personal, a cambio de la grandeza”, manifestó Pérez.
Jackson jugó ocho temporadas en las Mayores y cuatro en la NFL, todas con los Raiders.
Esa temporada de Jackson en 1994 fue su última en MLB. Un lustro antes, fue elegido al Juego de Estrellas en 1989 cuando vistió el dorsal de los Royals de Kansas City.
¿Quién fue mejor entre Sanders y Jackson?, se le preguntó.
“Dos cuerpos diferentes. Ambos rapidísimos. Uno con una fuerza brutal, y el otro más de técnica. De poner la bola en juego. En fin, dos animales completamente distintos. Dos bestias”, sentenció.