Por Pedro Rodiz
Hace algunos años, allá en Lote 23, cuando la conocí, me dijo con ese estilo tan peculiar de contar que te hace reír que era de Jayuya, que había hecho una maestría en escritura de guiones en España y que había regresado para quedarse. Debe ser difícil regresar a la isla después de haber vivido varios años en una gran ciudad europea, pensé. Y es que esta isla hala.
“Escribí una película y me la aceptaron en Ibermedia, se titula: Receta no incluida”. Menos entendí el porque había regresado si lo mas probable es que fuera más fácil conseguir financiamiento por allá.
Con los años, y con los continuos coincidir en proyectos, en la vida y en las pizzerías, Marietere Vélez me iba contando los avances del proyecto, que si ya la revisé otra vez, que si ya aprobaron el dinero, que ya pronto empezamos a filmar…”
Hoy por fin pude verla en el cine después de tantos años. Y es que hay esperas que valen la pena. Cuando terminé de verla y me quedé sentado escuchando la música y leyendo los créditos, ay chica, sentí un orgullo cabrón.
La película me hizo recordar una cita del escritor Andrés Neuman: “Me mostró sus cicatrices. Un fino entramado en los antebrazos y la espalda. Parecía transportar un árbol. Luego ella vio las mías. Nos sentimos livianos, un poco feos y muy bellos. Dos supervivientes”.
Qué buen trabajo, bien cuidado, bien actuado, bien dirigido, con un tema tan difícil de abordar en pantalla. Muy humano. Hay muchas cosas boricuas y fue ahí entendí porque habías regresado.
Receta no incluida, es una película que deben incluir en sus planes de esta semana. Prohibido perdérsela.
