El cantautor puertorriqueño evidencia con su dramático concierto que su obra musical es punta de lanza en el despertar colectivo de su país.

Por Edgar Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
En términos de navegación, la brújula es un instrumento fundamental que se usa en una embarcación para determinar el rumbo a seguir… Esa misma función de dirección, pero a bordo de otro escenario, ha tenido la música del cantautor Roy Brown Ramírez en la historia del pentagrama popular.
Sin que a nadie le quede dudas, el concierto ofrecido por el cantante y compositor en la noche del sábado 12 de agosto en el Centro de Bellas Artes de Santurce, es prueba más que contundente de la importancia de su obra como brújula musical en el despertar colectivo de un sector del pueblo puertorriqueño.

Estático en sus movimientos, pero poderoso en el mensaje de sus composiciones e interpretaciones, Brown dio cátedra en la Sala Antonio Paoli de lo que es movilizar seguidores que trascienden la brecha generacional. El artista no solo abarrotó el recinto, sino que conmocionó a sus admiradores que no dejaban de aplaudirlo y ovacionarlo.
El protagonista de “La canción es una brújula”, concierto producido por Alexandra LLC., plasmó contundentemente su historia frente a los suyos. Desde que inició la función a las 8:13 de la noche con imágenes de su vida y trayectoria, la velada prometía. Irrumpió con la danza “Dime niña” escuchándose el piano, y poco a poco se unieron los demás músicos. ¡Por supuesto que los aplausos no se hicieron esperar!
De entrada agradeció la presencia de todos y comentó que “esta celebración” la enmarcaría en la década del ’70. Narró que hizo muchas grabaciones, pero “no hice casi ningún dinero”. De inmediato, agregó: “de verdad que pasé mucho tiempo que no fue fácil, pero estoy aquí ahora”.
Dio las gracias a su expareja Patria Vicente, madre de sus hijas Yari y Lara. “¡Sin ti no estaría aquí!”, afirmó dirigiéndose con respeto a su entonces compañera de viaje.

Brown impactó a todos con “Antiguos baluartes”, mientras la carátula del disco “Yo protesto” y la bandera del Grito de Lares se adueñaban de la pantalla.
“No me sulfuro más” y “Yo no sé cuál es la verdad” formaron parte del repertorio extenso del concierto. Después de cantarlas, Roy resaltó, “por si acaso, alguien entiende el por qué nunca llegué al hit parade”, en obvia referencia a lo potente y polémico de sus letras.
Tras hablar de sus vivencias con su padre y demás familiares, el exponente entonó “Pa’l viejo y que adivine”, mientras la audiencia lo escuchaba con atención.
La multitud se deleitó entonces con el clásico “El negrito bonito”, a la vez que se proyectaban visuales de esa época en Nueva York, donde Brown Ramírez residió por algún tiempo. Fueron estos los años en que echó raíces con la memorable propuesta de Aires Bucaneros.
Remontándose a su primera producción discográfica realizada para el sello Disco Libre, dramáticas escenas de las candentes protestas estudiantiles en la Universidad de Puerto Rico, levantaron pasiones del público ante la interpretación del icónico tema “Mr. con macana”. Al mismo tiempo, recortes de prensa evidenciaron el asesinato de Antonia Martínez, estudiante cuya muerte se convirtió en símbolo de la opresión policial en Puerto Rico.

“Si ustedes creen que ya di candela están bien equivocados. ¡La candela empieza ahora!”, puntualizó Roy, al finalizar la brillante interpretación.
Tras el emblemático tema del disco “Yo protesto”, apareció de inmediato Tito Auger en el escenario para cantar junto a su ídolo, otro clásico: “Monón”. El público enardecido se puso de pie. Brown elogió al pupilo por su voz, mientras Auger describió a Roy como un gran referente, ejemplo de consistencia e integridad artística. Ante la muchedumbre lo llamó “nuestro papá”. A renglón seguido, Tito entonó “Señor inversionista” para luego dedicar a su esposa Cristina la canción “Música antigua” por su aniversario de boda.
Al concluir Auger esta primera participación, Roy presentó a su hijo Emil, quien se dormía cuando niño con una canción de su invitado anterior. Padre e hijo se unieron en la interpretación de “Juana en Manhattan”, tema al que siguió su heredero para dedicarle en acústico “Mala maña”, y posteriormente “Descarga #51”, acompañado por la banda.
Fue el propio Emil quien hizo entonces la introducción a la tercera invitada de la noche, amiga entrañable del autor de sus días. Sin necesitar mucha presentación, Zoraida Santiago tomó la batuta con “Canción de Pedro” y “Balada de otro tiempo”. En esta última melodía apareció Fabiola, hija de Roy, en una espectacular coreografía. El veterano cantautor retornó a la escena abrazando a su heredera y a su cómplice musical.

Personalidades como el cantante Danny Rivera, el comediante Víctor Alicea, los cantautores Mikie Rivera, Alí Tapia y José Vega (Remi), el productor Rafo Muñiz, la periodista Cyd Marie Fleming, el empresario Atilano Cordero Badillo y el abogado/ analista político Luis Pabón Roca se encontraban en el recinto y aplaudieron de principio a fin.
Mención aparte mereció el saludo del artista para al exprisionero político Oscar López Rivera. “Me siento honrado con la presencia de Oscar López”, apuntó Brown… Más adelante, tuvo palabras de amor y admiración para su esposa Emilie Viqueira.
La “brújula” continuó en su avance dándole paso a uno de los temas impostergables del cantante y compositor. “Sal a caminar” retumbó en la Sala de Festivales y la ovación no se hizo esperar. Gran parte del público se puso de pie, lanzando gritos de “¡bravo!”. El artista respondió a la aprobación instantánea con respeto: “¡Muchas gracias, que ya me voy a emocionar!”.

Un tema posterior añadió combustible a la indignación colectiva… “Esta canción es medio controversial”, alertó. Rápidamente imágenes de políticos contemporáneos acapararon la pantalla de proyección, justo al escucharse el tema “Pillo buena gente”.
De sus trabajos musicalizados de Juan Antonio Corretjer, Roy seleccionó “En la vida todo es ir”, que no podía faltar en esta celebración.
En un mensaje grabado, el cantautor cubano Silvio Rodríguez narró la historia de “Árboles”, como preludio a estremecer Roy a sus fanáticos.
Otro momento memorable ocurrió cuando Roy Brown cantó “Fabiola” y su hija demostraba una vez más su talento en el baile.
Con Zoraida Santiago de nuevo en tarima con el cantautor, la noche siguió en el mismo nivel de excelencia en “Serenata”, “Encántigo” “Aires Bucaneros” y el nuevo sencillo “Sabor a fruta”, con visuales del vídeo.

Tito Auger se unió a Zoraida Santiago y Roy Brown en “Boricua en la Luna”, “Seattle” y “Oubao Moin”, en las postrimerías de su significativo banquete musical a las 10:55 de la noche. En “Oubao Moin” participaron, además, Emil y Fabiola.
La dirección musical estuvo a cargo del pianista Tato Santiago, acompañado en el escenario por Tony Asencio (bajo), Manny Ojeda (batería), Benito Carrillo (cuatro), José Flores (guitarra) y Benitza Toro (coros).
Como regalo a quienes se deleitaron con su música por casi tres horas, añadió “Ahora me despido” y el himno “Verde luz”, de Antonio Cabán Vale “El Topo”.
Al cierre del espectáculo, la reflexión colectiva se hizo inmediata. El concierto “La canción es una brújula” ciertamente es un tesoro musical que Roy Brown entregó a su público. Como tal, bien merece ir más allá del recinto artístico de Bellas Artes en Santurce para llegar a otros escenarios de un pueblo necesitado de canciones con tanta verdad y artistas de este nivel. ¡Enhorabuena!