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“SARDANÁPALOS” DE FERNANDO MOROTE, VUELTA A UNA CRUDA REALIDAD

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Como reza el dicho “a confesión de parte, relevo de prueba”, Fernando Morote en su más reciente obra, “Sardanápalos” (Ediciones Erradícame, 2022) intenta ilustrar desfachatadamente algunas de las más sonadas historias de crímenes, específicamente aquellos de la variedad peruana, acaecidos a lo largo y ancho de los últimos años.

 · de periodicoirreverentes · en Augusto RebagliatiEdiciones ErradícameFernando MoroteReseñasSardanápalos. ·

Augusto Rebagliati Irreverentes.org

Como reza el dicho “a confesión de parte, relevo de prueba”, Fernando Morote en su más reciente obra, “Sardanápalos” (Ediciones Erradícame, 2022) intenta ilustrar desfachatadamente algunas de las más sonadas historias de crímenes, específicamente aquellos de la variedad peruana, acaecidos a lo largo y ancho de los últimos años.

Su estilo -quienes lo hemos leído conocemos de su desprecio por las convenciones sociales y los valores morales- hace gala de un …. se podría decir “sófero” cinismo para expresar algo tremendo y evocativo del habla callejera limeña, pero consultando a la RAE (qué sabrán ellos de limeñismos) se revela que “sófero” equivale a infantil, y Morote puede ser cualquier cosa menos eso; de hecho, sus libros deberían estar prohibidos para menores de edad.

Ese espíritu burlón de Morote consigue que sus relatos ofrezcan ingredientes originales que adornan y superan largamente la siempre obtusa realidad. Y ése precisamente es el común denominador de estos crímenes en “Sardanápalos”, que escapan a la esencia de sus relatos, pues son una muestra de la más chata realidad. En este libro, Morote se ha ceñido a un recetario de la más banal estupidez, siendo estos referentes unas narraciones que no despegan…

Comparando sus trabajos anteriores, Morote es más efectivo inventando historias o recreando con imaginación desbocada sus vivencias más consternadas y grotescas; sus ficciones y diálogos, en los que habla de sus experiencias más íntimas, nos envuelven y abstraen con esa gracia tan característicamente suya, haciendo uso de graciosas y originales expresiones personales, propias de un peruano como él, descreído y respondón.

Morote tiene estupendos relatos donde se encuentra con héroes nacionales como Miguel Grau y José Olaya en una noche de juerga, cuando pasa penurias con el caño roto de un hotel en el extranjero o no puede controlar la decepción de una putona insatisfecha, y cuando cuenta las sorpresas de dos niños mañosos coqueteándose en la ducha, o describe los fusiles en los quioscos de la no tan tranquila playa de Agua Dulce, así como los largos amaneceres regreso de la comisaría, entre muchas otras historias.

Estoy seguro de que quienes han leído sus otros libros están al tanto de a qué me refiero y me darán la razón.

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