William Pérez Vega
Si lloras
que sea de rabia
porque la injusticia es una herida
que a todos nos sangra
ahora que los ladrones de siempre
quieren dejar a los viejos desamparados
para que lloren y pasen hambre
hasta el dolor en el hueso,
clausurar las lecciones de mis hijos y nietas,
para dejar sin patio la ronda de la inocencia,
quieren quedarse con la luz de cada día
hasta ponerle impuestos al sol,
con el agua que tanto hemos cuidado
cuando envenenan con cenizas las arcas de la lluvia
hasta convertir en cemento la tierra
para que no haya frutos, ni pan, ni café
ni tan siquiera el mendrugo de la miseria
como un plan de uso de suelos hecho para el despojo
donde solo caben las garras de la bestia,
quieren cerrar el huerto de los sueños
que habíamos puesto en la universidad
donde cosechamos el futuro de la tierra
y que si alguien queda vivo
sea para morirse de causas evitables
o que la única salida sea el suicidio.
Y antes de que se nos ocurra el abismo,
antes de que nos trague
el agujero antimateria que inventaron
en algún infierno llamado Wall Street
cuando nombraron los siete canallas
como jinetes en el cielo,
antes que la dama de la corrupción
le haga el mandado a los demonios del capital
desde un lugar obscuro llamado Fortaleza,
antes que nos devore el silencio de los cobardes,
mejor hago versos de guerra
de esos que soplan la furia de las gentes
en el rostro de los déspotas
y que cada cual haga del coraje su arma preferida
para ir en un solo grito a derrumbar Millas de Oro
porque es hora de montarse en la punta de la rebeldía
hasta que no quede de ellos piedra sobre piedra.
¡Que se enteren que aquí nadie se rinde
y si por eso hay que llorar
que sea de rabia!
William Pérez Vega
Derechos reservados
2 de octubre de 2019