Estamos en Madrid, España, participando de una iniciativa de cooperación triangular, en el marco de las cooperaciones de la Unión Europea junto con OXFAM, vinculada a la cuestión de los cuidados
(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 15 de marzo 2023)
CLACSO
Estamos en Madrid, España, participando de una iniciativa de cooperación triangular, en el marco de las cooperaciones de la Unión Europea junto con OXFAM, vinculada a la cuestión de los cuidados. Además, realizando distintas presentaciones y análisis en torno a lo que es la situación hoy de los cuidados en América Latina y el Caribe, donde 13 países están avanzando en esta dirección comparativamente con lo que está ocurriendo en España y en la Unión Europea en general. Es realmente una experiencia interesante de trabajo, uno de los ejes prioritarios para CLACSO y las Plataformas para el Diálogo Social.
Estamos en marzo, ese marzo que en CLACSO definimos como el Mes de las Mujeres. Hoy, en esta columna, te propongo analizar la última información que hay sobre una dimensión clave para la igualdad de género que es la Autonomía Económica. Y no sólo para la igualdad de género, sino también para el cumplimiento de los derechos de las mujeres, concretamente –y entre otros–, justamente a la participación en el mercado de trabajo, a disponer de recursos de ingresos propios para tomar sus decisiones.
Entonces, para la autonomía económica, miremos algunos de los informes de la OIT (Organización Internacional del Trabajo): Nos muestra que la recuperación pospandemia ha permitido, en términos generales, que la dinámica del empleo regrese en 2023 a los niveles previos de la pandemia, es decir, a 2019.
Colocando el lente de género en este tipo de información, vemos que a fines de 2022 la tasa de desocupación a nivel regional alcanzó casi el 7 por ciento de la población económicamente activa, bajando desde el 9 por ciento al que había llegado en 2001 y perforando incluso el piso de la prepandemia que era el 8 por ciento a finales de 2019.

¿Qué pasó con el empleo femenino a nivel regional? La recuperación del empleo femenino en el último año (en 2022) ha exhibido una intensidad mayor a la experimentada por el empleo masculino, una intensidad mayor. Es decir, el empleo de las mujeres se ha recuperado más promedialmente que el empleo masculino.
La mayor recuperación de la oferta laboral de las mujeres se puede explicar básicamente por dos factores: en primer lugar, por la recuperación de los puestos de trabajo en los sectores económicos más fuertemente castigados por la pandemia y quedan sectores fuertemente feminizados como el turismo, la educación, el trabajo doméstico remunerado. Recordemos que estos sectores fueron justamente los que casi se redujeron a un nivel cero durante la pandemia, especialmente turismo y trabajo doméstico remunerado.
Ese es el primer factor, pero también la gradual relajación de las dificultades para conciliar el trabajo remunerado con las tareas de cuidado en la medida que se fueron reabriendo los servicios educativos y los servicios de cuidado. Es decir, esas tensiones en términos de la articulación trabajo remunerado y no remunerado, al volver los servicios que se habían detenido en pandemia, permiten que las mujeres retornen a sus empleos con mayor facilidad.
Mientras que para las mujeres la tasa de ocupación aumentó 24 por ciento entre el segundo trimestre de 2020 y el tercer trimestre de 2022, para el caso de los varones ese incremento fue del 19 por ciento. Allí decimos que, en esta recuperación del empleo, se ha recuperado más rápido el femenino que el masculino. Esta dinámica favorable, hizo que en el tercer trimestre de 2022 la tasa de ocupación de las mujeres superara el 1 por ciento la tasa del mismo trimestre en 2019, mientras que en el caso de los varones esa tasa fue similar en ambos trimestres.
Podemos decir que la baja del desempleo se trata de una buena noticia. La OIT justamente advierte esta noticia, pero también marca un detalle importante: la tasa de participación regional aún continúa siendo levemente inferior a los registros prepandemia. Es decir, cuando uno mira las tasas de participación en el mercado de trabajo a nivel regional, todavía estamos un poquito por detrás de los niveles prepandemia, es decir, de 2019.
Sólo en dos de los 15 países que relevó la OIT en 2022, la tasa de participación económica que mide la proporción de la población que participa activamente en el mercado de trabajo, sea que esté trabajando efectivamente o que esté buscando empleo, superó los valores de 2019. En los otros 13 países esa tasa está aún por debajo de los valores de 2019. Y este dato muestra que hay personas que antes eran activas y aún a comienzos de este 2023 no volvieron a trabajar remuneradamente o a buscar activamente trabajo.
Esa brecha además entre activos y mal llamados inactivos, es decir, los que no están en el mercado de trabajo, tiene un fuerte sesgo de género.
En el tercer trimestre de 2022, la tasa de participación laboral específicamente de las mujeres, a nivel regional fue del 52 por ciento, es decir, 23 puntos porcentuales inferior a la de los hombres que fue casi del 75 por ciento. Y la tasa de ocupación de las mujeres fue el 47 por ciento, siendo inferior en casi 23 puntos porcentuales a la de los hombres que se ubicó en el 70 por ciento.
A su vez, el otro indicador que siempre se toma en estos casos, es la tasa de desocupación, es decir, las personas sin empleo efectivo fue un 8.4 por ciento en el caso de las mujeres y 5.7 por ciento en el caso de los varones. Allí vemos una vez más esa brecha y cómo la desocupación siempre afecta más a las mujeres que a los varones.
Particularmente, las mujeres de menor nivel educativo en el tercer trimestre de 2022 continuaban significativamente más alejadas del nivel de empleo del mismo trimestre en 2019. Estamos comparando datos de 2019 y 2022.
Efectivamente, además de esa brecha de género, cuando miramos al interior de las situaciones de las mujeres, aquellas con menor nivel educativo tienen un impacto mayor en términos de la posibilidad de ocuparse en el mercado de trabajo.
En el otro extremo, si miramos la tasa de ocupación de los hombres de niveles medios y de niveles altos de educación, se encontraban en los mismos valores que los que se observaban tres años antes. Es decir, en el caso de los varones no observamos esa variación y sí en el caso de las mujeres.
La evolución del empleo ha mostrado diferentes intensidades por tanto entre varones y mujeres. En promedio, han sido las mujeres quienes se recuperaron más rápidamente luego de la pérdida de ocupaciones femeninas en el momento más crítico de la pandemia, pero la recuperación del empleo tras la crisis que provocó la pandemia ha estado traccionada por la recuperación principalmente de puestos de trabajos informales, donde hay una presencia mayoritaria de mujeres.
El panorama laboral 2022 de América Latina y el Caribe, donde la OIT presenta dichas cifras, es un informe que advierte estos problemas y sobre la capacidad de nuestras economías de sostener efectivamente los ingresos laborales y la creación de nuevos puestos de trabajos formales, debido al escenario actual de la región latinoamericana y caribeña, por supuesto en el marco de los problemas a nivel mundial. Entonces, se advierte sobre esta posibilidad efectiva de continuar con la recuperación de empleo, observando también un aumento de la inflación y administraciones en los distintos países de América Latina y el Caribe con fuertes restricciones fiscales.
Este panorama social de América Latina, si miramos el informe que hace la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), también toca el tema de la autonomía económica y de los mercados de trabajo en términos de la participación masculina y femenina. Y, particularmente, señala que la recuperación parcial del empleo se ha producido en estas condiciones de informalidad y que esa modalidad de empleo representa hoy, como dato preocupante, alrededor del 70 por ciento de la creación neta de puestos de trabajo en varios países de la región.
Por tanto, es un tema que nos tiene que llamar una vez más a la reflexión, particularmente en nuestras Plataformas para el Diálogo Social sobre el trabajo y las dinámicas del mercado de trabajo hoy en nuestra región con dicha recuperación. Pero aparecen, una vez más, las brechas de género y el crecimiento del sector informal en nuestra región.
Recordemos: Cuando hablamos de puestos de trabajos informales, estamos hablando de puestos de trabajo sin ningún tipo de protección o seguridad social.
-Existen nuevas regulaciones, nuevas legislaciones para controlar, por ejemplo, las cuestiones relacionadas con los salarios, pero si no se tiene en cuenta cuestiones relacionadas con el cuidado o con las violencias, tiene que haber un equilibrio entre cómo se va avanzando todas estas cuestiones, y es fundamental el entrelazado…
-Por eso hablamos siempre de las distintas dimensiones de la desigualdad, particularmente en este caso de las desigualdades de género en la dimensión de la autonomía económica. No podemos analizar los fenómenos de participación política sin referir a la dimensión de la autonomía económica; no podemos hablar de autonomía económica si no hablamos de las cuestiones de cuidado. Porque una base fundamental para la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo es resolver las cuestiones de cuidado y también debemos tener presente la violencia. Justamente esa violencia basada en género se convierte en un problema central en la vida de las mujeres, es decir, la autonomía económica se convierte en un obstáculo para su incorporación y su participación en el mercado de trabajo. Por eso, estamos siempre atentas de cruzar estas tres dimensiones junto a otras que iremos analizando.
-Poniéndonos en el contexto Mes de las Mujeres, no quería dejar de referirme que ya pasaron 5 años del asesinato de Marielle Franco en Brasil. ¿Cuál es tu reflexión?
-Estuvimos recordando ese asesinato brutal que todavía no se ha esclarecido, donde se combinan estas dimensiones de las desigualdades, porque es la demostración de la discriminación en todas sus dimensiones a lo que lleva al asesinato de Marielle Franco. Una mujer política, negra, luchando por sus derechos, defendiendo la diversidad y que es brutalmente asesinada. Realmente este hecho nos habla de cuán importante y lo presente que está la cuestión de desigualdad de género en nuestra región latinoamericana y la importancia de seguir trabajando todos los días del año, por supuesto en marzo, Mes de las Mujeres, para tratar de construir en nuestros países sociedades más justas y más equitativas para todos y para todas. Efectivamente, no podemos seguir permitiendo este tipo de violencias y atrocidades. Así que estuvimos recordando este brutal asesinato y en CLACSO, en homenaje a Marielle Franco, hemos nominado nuestra sala auditorio con su nombre.