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Vieques: tierra de grandes desafíos que no terminan

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A 20 años de la salida de la Marina de Guerra de Estados Unidos, los residentes de la isla municipio lamentan que no se atendieron ninguno de sus reclamos y que siguen siendo víctimas de cáncer en una proporción mucho mayor al resto de Puerto Rico

Nota de la editora: esta historia forma parte de una serie de reportajes en el marco del 20 aniversario de la salida de la Marina de Vieques. Visita el sitio especialpara ver un recorrido fotográfico y cronológico de los eventos que marcaron la lucha.

En una tarde lluviosa, residentes de la isla municipio practican zumba en la plaza pública. La mortalidad por cáncer en Vieques es 27% mayor que en el resto de Puerto Rico. (Ramon “Tonito” Zayas)

Por Benjamín Torres Gotay El Nuevo Día

VIEQUES.- En los días de “la quimio”, la jornada de Zaida Torres, paciente de cáncer de mama, comenzaba a las 4:00 a.m. Nunca sabía cuándo habría de terminar.

A las 4:00 a.m., se levantaba para tomar la lancha de las 6:00 a.m. de Vieques Ceiba, que tarda –más o menos– una hora. De Ceiba, un hijo la llevaba hasta el Hospital Oncológico Dr. Isaac González Martínez, en Río Piedras. En días normales, de los cuales hay muy pocos, el trayecto es otra hora adicional.

“Yo llegaba, a veces, a las 9:00, 9:30, o un poquito antes, dependiendo del tránsito. Entonces, era sentarme en una silla a esperar en lo que llegaba ‘la quimio’. Podía ser una hora, hora y media en lo que llegaba. Después, te enchufan, como digo yo, y son cuatro horas. Si lograba hacerme la ‘quimio’ temprano, pues salía como a las 2:00 de la tarde y podía volver a casa. Si salía a las 3:00, 3:30, ahí no había oportunidad de coger la lancha de las 4:30″, relata Torres.

En esos casos, se iba a la casa de una tía a descansar, para tomar el viaje de las 8:00 p.m. En ocasiones, la lancha terminaba saliendo a las 11:00 p.m. “Yo llegué a llegar a mi casa a la 1:00 de la mañana”, cuenta.

Es una jornada extenuante para cualquier persona, más para una mujer de 68 años, paciente de cáncer que recién había recibido el tratamiento de quimioterapia, que causa náuseas y cansancio. Es, de hecho, la misma odisea, con algunas variaciones, que atraviesan, al menos, dos centenares de residentes de Vieques, que hoy batallan contra la temible enfermedad, pues, en la isla municipio, no hay instalaciones para suministrar quimioterapia.

En Vieques, quizás más que en cualquier otra parte del país, con la posible excepción de Culebra, lo simple se complica y lo complicado, como el manejo de un diagnóstico de cáncer, se hace insostenible.

Hace 24 años, la lucha de décadas de Vieques contra la presencia –en dos terceras partes de su isla– de la Marina de Guerra de Estados Unidos tomó velocidad de avión supersónico, luego que un bombazo matara al guardia civil David Sanes. Cuatro años, innumerables protestas, indecibles sacrificios, mucha conmoción nacional e internacional y más de 1,000 arrestos después, la Marina se fue de Vieques.

El vigésimo aniversario de la salida oficial es hoy, 1 de mayo.

Efeméride agridulce

Con motivo de la efeméride, que se conmemorará en Vieques con un acto ecuménico, los viequenses miran las pasadas dos décadas con sentimientos encontrados. Les satisface, por supuesto, que la isla ya no sea bombardeada con tóxicos, por Estados Unidos, por hasta seis meses al año.

Pero, resienten el abandono en que ha estado la isla por parte del gobierno, la persistencia de los problemas de siempre, el surgimiento de nuevos desafíos y, sobre todo, que ninguno de los cuatro reclamos que alimentaron la campaña para con las tierras objeto de ejercicio militares –desmilitarización, descontaminación, devolución y desarrollo– ha sido respondido.

La Marina cerró el polígono de tiro que cubre todo el este de Vieques, pero mantiene en operaciones una instalación de radares en el área oeste. Algunas tierras fueron devueltas a los gobiernos de Vieques y de Puerto Rico y a la organización Para la Naturaleza. Pero, la vasta mayoría sigue bajo control del Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre.

La descontaminación avanza a paso lentísimo; y de desarrollo, por supuesto, no ha habido nada.

“Todo el pueblo soñaba con un futuro mejor. Creíamos eso iba a suceder. Lamentablemente, no ha sucedido. Esperábamos un cambio muy grande”, dijo la activista Myrna Pagán, del grupo Vidas Viequenses Valen.

Oprima y vea: https://player.gfrvideo.com/elnuevodia/282212.html

El cáncer sigue matando la isla

Una de las aristas más emotivas de la campaña contra la Marina era el cáncer. Estudios, entonces, revelaban que la incidencia era 31% mayor aquí que en el resto del país. Nunca se estableció de manera definitiva que la alta incidencia estuviera relacionada con las prácticas militares. Pero, múltiples indicios apuntaban a ello.

La situación, 20 años después, no es demasiado distinta. Según datos del Registro Central de Cáncer, entre 2015 y 2019 –los informes más recientes–, la incidencia de la enfermedad no es muy distinta al resto de Puerto Rico. En los tipos de cáncer más común, como próstata y mama, la incidencia fue similar: 20.1 en Puerto Rico y 18.7 en Vieques en próstata; y 15 en Vieques y 14 en Puerto Rico en mama. En el cáncer de colon y recto, la incidencia en Vieques (14.6) es mayor que en el resto de Puerto Rico (11.3).

No obstante, la mortalidad por cáncer es hoy 27% más alta que en el resto de la isla, según los datos del Registro Central de Cáncer. El fenómeno no ha sido estudiado, pero Carlos Torres Cintrón, bioestadístico del Registro Central de Cáncer, cree que puede deberse a que, por la poca gente que vive en Vieques, algunas muertes alteran el porcentaje más que en otros lugares o que la población de la isla municipio sea mayor que los demás pueblos.

Según el último censo, Vieques tiene 8,043 habitantes. Solo en Culebra, Las Marías y Maricao viven menos. Pero, la edad promedio de Vieques, de 43.8 años, es menor a la del resto de Puerto Rico: 44.6.

Zaida Torres sabe mejor que la mayoría de las personas cuán profunda es la garra del cáncer aquí.

En 1997, perdió una hija de 17 años, víctima de leucemia. En 2017, a su esposo se le detectó en la próstata. Y en 2019, le tocó a ella, que hoy está en remisión, pero todavía recibiendo quimioterapia por boca.

“Nosotros somos los que fuimos adolescentes en la época en que se tiró de todo, hasta uranio reducido”, dijo.

Oprima y vea: https://player.gfrvideo.com/elnuevodia/282205.html

La Fundación Vieques En Rescate (VER), creada por residentes de la isla municipio para dar asistencia a pacientes de cáncer, tiene registrados cerca de 200 participantes y da servicios directamente a unos 90, incluyendo transporte a las citas médicas en distintos puntos. Pero, hay más que no registrado por la organización.

“La mayoría de nuestros pacientes van a Centro Médico. Imagine lo difícil que es coger la lancha y después un porteador público hacia San Juan con 15 personas más”, manifestó Hilda Bonilla, miembro de la Fundación VER. “El cáncer en Vieques continuará mientras realmente la Marina no haga las cosas de la manera correcta, como las tiene que hacer”, agregó Sandra Meléndez, también de VER.

Descontaminación a paso lento

El proceso de descontaminación de la zona de tiro, que es altamente técnico y costoso, va a paso de tortuga, por las complejidades, que representa, explicaron Carmen Guerrero, directora de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, en inglés) en Puerto Rico y el Caribe, y Angela Carpenter, de la División de Superfondo y Respuesta a Emergencias de la Región 2 de la misma dependencia.

Entre ambas, supervisan a la Marina, que está a cargo del proceso de limpieza de una zona que comprende más de 20,000 acres, 14,600 de estos en el campo de tiro en el este de Vieques y más de 70 lugares posiblemente contaminados que han sido evaluados, sin contar una cantidad todavía indeterminada de bombas y otros artefactos contaminantes que han yacido por décadas en el lecho marino.

Cuando la Marina se fue, en 2003, el nivel de pobreza en la isla era de 60%. En 2019, bajó a 39%, pero, en 2020, volvió a elevarse a 53%. (Ramon “Tonito” Zayas)

De los 73 sitios, en 51 se decidió no hacer nada “probablemente porque eran muy pequeños”, dijo Carpenter. Los restantes, entre los que está el polígono de tiro, que es la zona más contaminada, están en diferentes etapas de evaluación. Guerrero y Carpenter dijeron que la peligrosidad del trabajo y las dificultades técnicas hacen que sea un proceso muy lento.

Los viequenses están muy preocupados por el método de explosiones al aire libre que ha sido parte de la disposición de bombas, pero la EPA insiste en que ese proceso es seguro y que se han compartido con la comunidad los informes que garantizan que a la población no llegan contaminantes como parte de los ejercicios.

La Marina tiene dos cámaras de detonaciones cerradas, pero el proceso no se puede hacer en todos los artefactos bélicos en una zona en la que se han encontrado más de ocho millones de piezas de municiones potencialmente explosivas.

Con respecto a los contaminantes en el fondo del mar, 20 años después del cese de las maniobras, la Marina y la EPA ni siquiera han definido un método para verificar el nivel de contaminación.

“Estamos ahora mismo en la fase de investigación. Lo primero que tenemos que hacer es definir la naturaleza y extensión del problema y decidir qué tenemos y dónde”, dijo Carpenter, quien agregó que el trabajo lo complica la existencia de ecosistemas delicados y protegidos en la misma zona dónde están los explosivos.

Tierras para otros

Vestidos de paciencia mientras se les devuelven unas tierras algo parecidas a las que la Marina tomó por la fuerza en 1941, los viequenses viven frustrados por todo lo que soñaron y no ha ocurrido tras el cese de los bombardeos, obligados, como siempre, a intentar valerse por sí mismos.

“Nacimos para estar pendientes de las necesidades de nuestra comunidad”, dijo Migdalia de Jesús Guishard, miembro de la Alianza de Mujeres Viequenses.

Cuando la Marina se fue de Vieques, el nivel de pobreza en la isla era de 60%. En 2019, había bajado a 39%, pero, en el censo de 2020, volvió a elevarse a 53%. En este panorama, múltiples personas venidas de fuera están adquiriendo propiedades y reduciendo dramáticamente las posibilidades de los locales de seguir viviendo aquí.

En la página especializada Realtor.com, se indica que, en la actualidad, el precio promedio de una propiedad aquí es de $595,000. Mientras, 559 están dedicadas a alquileres a corto plazo.

Alexandra Connelly, de 25 años, tiene un niño de 1 año y 4 meses. Se considera afortunada porque ella y su esposo, que trabaja como barista y cantinero, pueden vivir con su mamá, en un terreno en que, incluso, hay espacio para construir su propia vivienda. Pero, sabe que le sería imposible encontrar un espacio digno si tuviera que salir a procurarse una vivienda en este momento.

Y se emociona, hasta el llanto, cuando se le pregunta qué quisiera para su hijo cuando él tenga la edad que ella tiene ahora. “Un Vieques donde no tuviera que pelear tanto por derechos que son básicos”, dice, tras componerse.

Alexandra Connelly, residente en Vieques. (Ramon “Tonito” Zayas)

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