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Vigencia del antillanismo pedagógico de Eugenio María de Hostos

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En Hostos: las luces peregrinas, el catedrático Marcos Reyes Dávila resume lo que a su juicio son “notables aciertos” dentro de la pedagogía de Hostos.

Antes que nada, el maestro debe ser educador de la conciencia

infantil y juvenil; más que nada, la escuela es un fundamento de moral.

Eugenio María de Hostos

Por Carmen Zeta Revista Nueva Pensamiento Crítico, edición núm. 15, Octubre de 2023

Buenas tardes. Quiero agradecer la invitación que me hiciera el Ministerio de Cultura de la República Dominicana, para formar parte en la vigésima quinta Feria Internacional del Libro. Me siento honrada y profundamente conmovida. Es la décima ocasión que participo en uno de los eventos de mayor relevancia para el libro y la literatura. La primera vez fue en el 2003 y se presentó Pública intimidad mi primer libro de cuentos con la Editorial Isla Negra, ampliamente conocida por su labor de publicación de autores caribeños. En esa ocasión, tuve la grata sorpresa de que mi libro fuera presentado por uno de los escritores más importantes de este país, Pedro Antonio Valdés. A su insistencia en que publicara nuevamente, le debo mi libro más reciente Amalgama tropical, publicado este año por la Editorial Areté Boricua. Son muchos e inefables los afectos que me unen a esta hermosa tierra: grandes amigas y amigos, una cuñada, un hijo putativo. Además, mi contacto, vía Zoom (¡Alabada sea la tecnología!), con estudiantes de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra en la que impartí cursos de Literatura Española y Literatura Hispanoamericana desde abril del 2021 hasta agosto 2022.

A modo de descargo de responsabilidad o disclaimer como dicen los del Norte, debo confesar que conocí a Hostos tardíamente. En la escuela secundaria hubo algún maestro de historia que lo mencionó en clase. No fue hasta mi primera visita a este país que sentí la inquietud por saber más sobre él. Ocurrió cuando estuve en el Panteón Nacional o Panteón de la Patria y descubrí que Hostos está ahí. Me pregunté por qué. Me percaté de la gran admiración, del inmenso respeto que el pueblo dominicano siente por él y me propuse estudiarlo. Desde entonces no he parado de sorprenderme. Hostos sigue aquí por voluntad propia, porque pidió que sus restos no fuesen llevados a Puerto Rico hasta que este no alcanzara su independencia y eso, lamentablemente, no ha ocurrido.

Aunque soy consciente de que muchos de los presentes conocen su vida, ofreceré algunos datos de su biografía. De ese modo iremos viendo cómo los conceptos de antillanismo y pedagogía se encuentran vinculados en toda su trayectoria.

Eugenio María de Hostos y Bonilla nació el 11 de enero de 1839 en el partido de Río Cañas cercano a la villa de Mayagüez, en la isla de Puerto Rico, uno de los últimos territorios que la monarquía hispana conservaba en ultramar.  Por sus venas corría sangre española, cubana, dominicana y puertorriqueña… Es probable que de ahí se derive, en buena parte, su aprecio inicial por estos pueblos.  Realiza estudios primarios en el Liceo

San Juan de Mayagüez que completará con otros en el Liceo de Jerónimo Gómez de Sotomayor en San Juan; en 1852 lo encontramos en España, cursando su bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Bilbao. En el 58 se matricula en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, carreras que abandona enseguida. 

Compartía con el puertorriqueño Ramón Emeterio Betances, el cubano José Martí, y el dominicano Gregorio Luperón “una idea antillanista integradora, hija de una geografía e historia común como elementos forjadores de la nacionalidad”.

Hostos consagró su recorrido vital, intelectual y profesional al sueño de unas Antillas independientes de España, unidas en una confederación de naciones y libres de toda injerencia extranjera. En la formulación política de esta idea evolucionó desde un reformismo autonomista al independentismo más radical; fruto del sentimiento que marcó todas y cada una de las diferentes etapas de su vida: la decepción.

Desilusionado, primero, por la intransigencia del republicanismo español con respecto a la política colonial, tomó conciencia de la inevitabilidad de la separación de España y concibió el ideal antillanista; desencantado más tarde, por la estrechez de miras de la comunidad antillana en su exilio neoyorkino, por los fracasados intentos de expediciones a Cuba, por la falta de solidaridad de las repúblicas americanas y por la comprometida paz del Zanjón, reorientó sus postulados y se dedicó a la revolución educativa.

“Hostos fue… víctima de la indiferencia de la sociedad puertorriqueña a sus demandas de libertad y murió como había vivido: impotente ante la realidad política del Caribe, frustrado por el comportamiento de sus semejantes, feroz antianexionista pero firme defensor del modelo de sociedad estadounidense y soñador, en fin, de una América regida por la armonía, la cultura, la justicia y la libertad”. (González-Ripoll)

En Eugenio María de Hostos: utopía y federación, María Dolores González-Ripoll apunta que “la concepción de Hostos de una federación antillana tuvo su origen en lo que denominó «una confederación de ideas», imaginación y naturaleza fusionadas para hacer frente a la lógica imposibilidad en el sistema colonial imperante de una confederación política…”

Hostos dice:

«porque soy americano, porque soy colono, porque soy puertorriqueño, por eso soy federalista. Desde mi isla veo a Santo Domingo, veo a Cuba, veo a Jamaica, y pienso en una confederación; miro hacia el norte y palpo la confederación, recorro el semicírculo de islas que ligan y “federan” geográficamente a Puerto Rico con la América Latina y me profetizo una confederación providencial».

En su texto primerizo La peregrinación de Bayoán, novela publicada en Madrid en 1863, “…Hostos ofrece un testimonio poético, profecía y sueño del destino de las Antillas, a través de las peripecias de sus tres protagonistas de nombres tan simbólicos como Bayoán (nombre del primer indígena de Borinquen que dudó de la inmortalidad de los españoles y que representaba a Puerto Rico), Guarionex [Uno de los cinco grandes caciques de La Española] (Santo Domingo) y [Marién] (Cuba). Bayoán, personificación de la duda activa y metamorfosis del autor se presenta como juez de España colonial en las Antillas y decide su condena…” (González-Ripoll)

En su ensayo sobre esta novela, la investigadora Carmen Vásquez cita el prólogo de la segunda edición, publicada años después en Chile: 

«El problema de la patria y de su libertad, el problema de la gloria y del amor, el ideal del matrimonio y de la familia, el ideal del progreso humano y del perfeccionamiento individual, la noción de la virtud personal y del bien universal, no eran para mí meros estímulos intelectuales o afectivos; eran el resultado de toda la actividad de mi razón, de mi corazón y de mi voluntad; eran mi vida».  

«Quería que Bayoán, personificación de la duda activa, se presentara como juez de España colonial en las Antillas, y la condenara; que se presentara como intérprete del deseo de las Antillas en España, y lo expresara con la claridad más transparente: “las Antillas estarán con España; si hay derechos para ellas; contra España, si continúa la época de dominación”».   

                                                       …

«…quiero para ellas (las Antillas) lo que he querido para España. Y así como lo primero que quería para España era dignidad, cuya falta me angustiaba, y más que otra cosa me obligó a emigrar, así lo primero que quiero para Puerto Rico y Cuba es dignidad (porque) sin libertad política no hay dignidad; sin dignidad no hay vida».

1870           Nueva York

El antianexionismo es, pues, un principio básico del antillanismo hostosiano basado en la idea de confederación y que además en su lucha contra aquéllos convencidos de la imposibilidad de que las Antillas pudieran gobernarse por sí mismas, quería demostrar que el campo de batalla, tras la firma del pacto del Zanjón en Cuba en 1878, estaba en el campo educativo, en la formación de nuevas generaciones que hicieran suyo el mensaje de Betances, «las Antillas para los antillanos» y que la obtención de la independencia conllevara la libertad.

Viaje al Sur tres años

Durante el periodo que estuvo en América del Sur: Cartagena de Indias, Panamá, el Callao, Lima, Valparaíso, Santiago de Chile, Buenos Aires, Montevideo y Brasil, Hostos prosiguió su labor pedagógica. En Santiago de Chile, por ejemplo, fue nombrado rector del liceo de Chillán y, posteriormente, director del liceo Miguel Luis Aminátegui. En Chile escribió y publicó monografías sobre los temas más diversos y en particular numerosos textos para un programa de segunda enseñanza que él mismo redactó. Además, Hostos contribuyó a la reforma de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago, en la que se desempeñó como catedrático de Derecho Constitucional. Será además periodista, escritor, crítico literario, sociólogo y sobre todo despertador de conciencias en pro de la independencia de las Antillas: «mi tema favorito: demostrar la posibilidad de hacer inmensos beneficios a la América Latina haciéndola contribuir a la independencia de las Antillas».

1875- República Dominicana

Tras una breve estancia en República Dominicana, regresa a Nueva York el año siguiente donde continuó con sus tareas periodísticas. De ahí se traslada a Venezuela y se dedica principalmente a la enseñanza. “La ideología de Hostos es inseparable de la vertiente moral y científica de su quehacer intelectual y pedagógico”.

1879- Madurez científica

En el ensayo La educación en el proyecto político de Hostos, José Luis Méndez afirma que: “En los trabajos de Hostos… prevalece una concepción interdisciplinaria de los procesos cognoscitivos en la que se mezclan… los enfoques Psicológicos, Antropológicos y sobre todo Sociológicos”. (98-99)

Y añade: “…el conocimiento pedagógico tiene para Hostos un propósito práctico:

contribuir a dar dirección intelectual clara a su proyecto político y ayudar a formar adecuadamente a las nuevas generaciones que pasarían a la vida social activa…” (102)

En su Diario, Hostos comenta:

«Ser niño de corazón, adolescente de fantasía, joven de sentimiento, en la edad de la madurez temprana, en lo que quiero llamar la edad científica; ser armonía viviente de todas nuestras facultades, razón, sentimiento y voluntad movidos por la conciencia; ser capaz de todos los heroísmos y de todos los sacrificios, de todos los pensamientos y de todos los grandes juicios, y poner en todo aquella sinceridad, aquella verdad, aquella realidad del ser que sólo de ese sentimiento, que sólo de él trasciende; ser, finalmente, un mediador entre el racionalismo excesivo, no por racionalismo, sino por absorber en él todas las demás actividades independientes y necesarias del espíritu, y entre el pasionalismo de los que creen que todo lo hace la pasión, eso es lo que llamo yo ser hombre completo, eso es lo que practico».

En La pedagogía de la liberación en Eugenio María de Hostos, el doctor Ángel  Villarini sostiene que:

“La filosofía educativa hostosiana, o mejor, su teoría-práctica de la educación, que él nunca formuló expresamente en un escrito, es una síntesis de ciencias humanas que fundamentan un proyecto políticoeducativo de emancipación humana colectiva y personal. Decía Martí: “Hombres haga quien quiera hacer pueblos”. Esta es precisamente la misión fundamental de la educación, ayudar a desarrollar la persona humana que dará a la comunidad su particular carácter. Para Hostos la escuela debía tener una acción directa sobre la mente de la niñez y la adolescencia y “por acción refleja sobre la inteligencia popular de nuestros pueblos predestinados a completar la obra de la independencia, forjando a martillazos la nueva sociedad”.

En el Discurso de Eugenio María de Hostos en la Escuela Normal en la investidura de los primeros maestros normales, después de relatar la hermosa alegoría de la alpaca, expone: “En el alma de todo ser racional que ha logrado salvar las dificultades de una hora trascendental, se manifiesta el mismo fenómeno que observé en la alpaca descarriada de los Andes. Por encima de toda pasión odiosa se levanta en el fondo el sentimiento de la gratitud”.

En su Discurso de la Primera Investidura de Alumnos en el Instituto de Señoritas, Hostos establece:

“Vais a ser la primera cosecha que sale de esa Institución: Institutrices de la verdad demostrable y demostrada, formadoras de la razón sana y completa, escultoras de espíritus sinceros, educadoras de la sensibilidad para enseñarla a sólo amar lo bello cuando es bueno, educadoras de la voluntad para fortalecerla en la lucha por el bien; educadoras de la conciencia para doctrinarla en la doctrina de la equidad y la justicia, que es la doctrina de la tolerancia  y la benevolencia universal en cuanto somos hechuras del error, y la doctrina del derecho y de la libertad en cuanto somos entidades responsables.” (Méndez, 109-110)

En Hostos: las luces peregrinas, el catedrático Marcos Reyes Dávila resume lo que a su juicio son “notables aciertos” dentro de la pedagogía de Hostos. Los comparto y comentaré algunos porque considero que revelan la actualidad del pensamiento hostosiano, no solo en el ámbito pedagógico. También podrían serle útiles a los padres en la crianza de sus hijos.

  1. El propósito de enseñar a pensar críticamente desde la niñez. En ocasiones los adultos creen que los niños no entienden y por eso, los chiquiteamos. No hay que esperar a la edad adulta para darle al individuo las herramientas necesarias para su desarrollo y una de ellas es el incremento de un pensamiento crítico.
  2. Su arranque desde la realidad objetiva e inmediata del alumno. El ser humano no puede vivir enajenado de su realidad, debe estar consciente del aquí y el ahora.
  3. La importancia que se le da a la intuición infantil porque el proceso parte del nivel exacto del educando. Como sabemos, los niños son, por naturaleza, curiosos y muy intuitivos. 
  4. Su determinación de permitirle a la razón del educando forjar su propio desarrollo. Primero, haciendo al niño agente de su propia educación; y segundo, inhibiéndose el educador, de ofrecerle juicios, definiciones, soluciones. Demasiadas veces nos encontramos con educadores que se dedican a repetir lo que aprendieron y pretenden que los estudiantes reiteren los mismos conceptos. 
  5. El encadenamiento estrecho entre intuiciones provocadas en una misma asignatura y entre asignaturas distintas. El saber de una materia en particular no es un hecho aislado, debe vincularse con otras materias para tener un conocimiento global, una visión de conjunto.
  6. La objetivación (carácter objetivo) de las intuiciones como mecanismo de refuerzo.
  7. La vinculación de la educación en los niveles lógico, sensible y moral. En toda la obra de Hostos encontramos la presencia conjunta de estos tres niveles.
  8. La empatía entre educando y educador. ¿Qué es empatía? Según el

diccionario de la RAE es el: sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra o ponerse en el lugar del otro. He escuchado profesores hablar como si nunca hubiesen sido estudiantes.

  • La condena de la memoria mecánica (retener de manera literal el contenido de un texto, aunque no comprendamos su sentido).
  • El uso del método socrático o dialéctico. El método socrático consiste en pensar e investigar por uno mismo; el dialéctico enfrenta posiciones diferentes para confrontarlas y extraer de ellas la verdad.  
  • La importancia dada a la motivación. La motivación es fundamental tanto en el educando como en el educador. ¿Cómo puede un maestro desmotivado incentivar a sus alumnos? Recuerdo a mi maestra de álgebra en la escuela secundaria. Hablaba de los números con tanto entusiasmo, con tanta pasión, que acabé disfrutando la clase. Conste que en cuestiones de números soy un cero a la izquierda.
  • La objetivación de las intuiciones a través de las manualidades.
  • La variación de actividades y la cooperación entre alumnos.
  • Su énfasis en la libertad del individuo y de la sociedad. Para Hostos “la

Libertad es un modo indispensable de vivir”, como escribe en el “Programa de los Independientes” en 1876. No puede existir un ser libre sino en relación con los otros.

  1. Su exaltación del patriotismo. Esta y la anterior son base del pensamiento hostosiano.
  2. Su búsqueda exhaustiva de teoría y fundamento pedagógico, pero adaptados a la realidad y necesidades del país y de los estudiantes. Voy a dar un ejemplo, como saben mi país es colonia de Estados Unidos. Cuando se implementó en ese país la Ley de Acoso, se trasladó a Puerto Rico sin tomar en consideración nuestra forma de ser. Somos abrazones, tocones, besucones. Tratar de cambiar eso es un absurdo.
  3. La prohibición de castigos y recompensas particulares. El conocimiento es ganancia, no puede estar supeditado a gratificaciones o reprimendas.
  4. Su radical demostración de la igualdad de los sexos. Como se desprende del Discurso de la Primera Investidura de Alumnos en el Instituto de Señoritas, “Hostos quiere producir a través de la educación una mujer completa, en igualdad de condiciones morales, intelectuales y profesionales con el hombre, una mujer que rompa con la función tradicional que la vieja sociedad le había acordado… una mujer con plena conciencia de que estaba “condenada” a luchar con el medio social que existía en esos años en Santo Domingo.” (Méndez, 110)
  5. La universalidad de sus fundamentos.
  6. Su determinación de comprender la realidad objetiva, tanto natural como social.
  7. El apoyo en los ejercicios de composición, oratoria, y lectura comentada para el estudio de la Gramática. Composición, oratoria y lectura comentada, una tríada imprescindible en el desarrollo de educandos y educadores.
  8. Su idea de socializar la escuela para que no terminase con la salida de los alumnos y en los alumnos, vinculándola con la comunidad.  Hostos enseña con el ejemplo. La doctora Anamín Santiago en el libro publicado recientemente Eugenio María de Hostos: praxis teatral, expone que:

“Su programa de país reconoce la pertinencia del Teatro, resumiéndolo en sus dos funciones: comunitaria y dentro del desarrollo económico. Así el teatro debe ser un espacio celebratorio, en donde el encuentro de los cuerpos participe de manifestaciones artísticas diversas que reconozcan las virtudes de las personas componentes de las comunidades y de un teatro abiertamente patriótico, que hable de la actualidad… Las jornadas para culturizar todas las zonas de un país deben incluir el teatro de todo tipo…

“(209)

  • La unidad de fundamentos con que logró articular un sistema. No solo la unidad sino además la universalidad de sus fundamentos, mencionada

anteriormente, contribuyen a la coherencia de su sistema.  

  • La unidad de principios que acuñó en el Programa de los Independientes, como cimiento para la constitución de personas y de pueblos libres.

Me hago eco de las palabras de Reyes Dávila en la conclusión de su escrito:

“…hay una trabazón inquebrantable entre el maestro que fue Hostos y ese su carácter de ser humano cuyo atributo más exacto acaso esté contenido en la expresión unción de acero. Toda la pedagogía hostosiana fue un derivado y una consecuencia del estudio de sí mismo y de su permanente determinación de lograr en sí mismo la construcción del hombre completo que vislumbró como una utopía. Hablamos de utopía no sólo porque su hombre completo fuera una ambición no realizada y ubicada en ningún lugar, sino porque para completar su radio de acción tuvo que extenderse fuera de sí mismo para construir pueblos, sociedades, de hombres completos. Hombres, seres humanos en general, muy

parecidos en contenido y continente a lo que la ambición utópica del siglo veinte articuló en el término del hombre nuevo, pues el destino del hombre completo hostosiano era la completa libertad. La completa libertad la consigue sólo el que, viviendo la moral, lucha por ella. Es absolutamente incompatible con la colonia y el ser humano colonizado. Recordemos que Hostos dice muy claramente que «la libertad es un modo absolutamente indispensable de vivir».

 Resulta incuestionable la validez y pertinencia de las ideas hostosianas, en especial, si consideramos que las mismas se produjeron hace más de un siglo. El estudio de la obra de Hostos debería ser asignatura obligatoria para todos, principalmente para quienes participan en el ambiente educativo. Las imágenes de algunas películas de ciencia ficción del pasado, son ya parte de nuestra realidad actual. Ya existe una inteligencia artificial capaz de la creación de textos con el toque de un botón. ¿Dónde quedará la creatividad, el uso del pensamiento crítico si no nos educamos cabalmente, si no podemos discernir las diferencias?

Vasos comunicantes

Los vasos comunicantes son un término que el escritor peruano, ganador del Premio Nobel en Literatura, Mario Vargas Llosa, obtuvo de la Física para aplicarlo en la narrativa.  Este recurso expresivo aparece cuando al menos dos historias argumentales, distintas en espacio, tiempo y/o nivel de realidad tienen en algún momento uno o varios puntos en común.

Hostos y yo, separados como dice en el poema Nocturno del colombiano José Asunción Silva.

“…por la sombra, por el tiempo y la distancia,

por el infinito negro

donde nuestra voz no alcanza…”

…tenemos varios puntos en común, a saber: los viajes, la docencia, el teatro, la igualdad de la mujer, el amor a la patria. 

  • Soy una viajera habitual. Estoy convencida de que los viajes amplían significativamente nuestro horizonte cultural. Conste que no me refiero al viaje con propósitos turísticos sino al estar in situ que no es comparable con otras experiencias porque presupone el deseo genuino de conocer la gente, las

tradiciones, la cultura del país que se visita.

  • La mayor parte de mi vida la he dedicado a la enseñanza. Estudiando a Hostos me he percatado de cuán hostosiana soy, coincido con él tanto en los propósitos como en los métodos pedagógicos. 
  • El teatro es la primera y una de mis entrañables pasiones. El arte escénico y todas las bellas artes (la pintura, la escultura, el dibujo, el grabado, la música, la literatura, la danza, la arquitectura o el cine) y las artes aplicadas que abarcan expresiones como la ebanistería y la cerámica, son un inigualable artefacto educativo. 
  • Igualdad de la mujer 

Hostos declara: «Se debe educar a la mujer para que sea ser humano, para que cultive y desarrolle sus facultades, para que practique su razón, para que viva a su conciencia, no para que funcione en la vida social con las funciones privativas de la mujer. Cuanto más ser humano se conozca y se sienta, más mujer querrá ser y sabrá ser».

Hay que reconocer que, en los últimos años, se ha adelantado bastante en el justo reconocimiento y aprecio a la impronta de las mujeres que había sido invisibilizada por siglos. Desafortunadamente, todavía queda mucho por hacer. El año pasado en Puerto

Rico hubo 1,454 víctimas de violencia doméstica de las cuales el 90.6% eran mujeres. 

  • Amor a la patria

Según Hostos: “Amamos la patria porque es un punto de partida. La vida es un viaje; la razón no sabría encontrar el punto de partida si no fuera por el terruño cuya imagen atrayente vemos por todas partes.” (Diario I)

En ¡Sitio! Monólogo de un sediento el personaje dice: “…tengo sed de la ventura de los hombres; tengo sed de que brille la verdad, tengo sed de que reine la justicia; sed devoradora; sed inapagable de que el bien y la virtud eleven el espíritu humano hasta el divino…” (Santiago, 215) 

Santiago ubica el Monólogo (27 de febrero) “como subgénero dramático en el teatro patriótico-político de sucesos del día” (166). Al final, el personaje que representa La Matria proclama: “Por donde ahora me llevan mis hijos, vamos bien: por ahí se va al dominio de todas las fuerzas que debe tener una nación; y con esas fuerzas se llega con seguridad a todas partes; a Jaragua, a Cubanacoa, a Borinquen, a la unión, a la resurrección de las Antillas, a la posesión completa de nuestra vida, a la dilatación del progreso, al dominio soberano de la civilización…” (Santiago, 164)

En Oubao-Moin (nombre que los indios caribes le dieron a Puerto Rico y que significa Isla de Sangre), uno de los más bellos poemas del boricua Juan Antonio Corretjer, se acentúa la importancia del trabajo, de todos y todas, en la construcción de la patria.

Gloria a esas manos aborígenes porque trabajaban.

Gloria a esas manos negras porque trabajaban.

Gloria a esas manos blancas porque trabajaban. De entre esas manos indias, negras, blancas, de entre esas manos nos salió la patria.

Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres que trabajaron.

Porque ellas la patria amasaran.

Y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan porque ellas construyen y saldrá de ellas la nueva patria liberada.

¡La patria de todas las manos que trabajan!

Para ellas y para su patria, ¡Alabanza!, ¡Alabanza!

¡Alabanzas también para el pueblo dominicano, custodio insuperable de los restos de nuestro extraordinario y amadísimo Ciudadano de América! 

La obra de Hostos es abismal y de una vigencia inusitada. Muestra de ello es el interés de nuevos investigadores en la misma. Les invito a leer, descubrir o redescubrir y dejarse sorprender por ese universo.

                                                           Carmen Zeta

                                                                               Feria Internacional del Libro 

Santo Domingo

1 de septiembre de 2023

Fuentes: 

de Hostos, Eugenio María. 2019. «Discurso de Eugenio María de Hostos en la Escuela

Normal en la investidura de los primeros maestros normales». Revista ECOS UASD 26

(17):254-261

Eugenio María de Hostos: utopía y federación, María Dolores González-Ripoll Navarro: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

La educación en el proyecto político de Hostos, José Luis Méndez

Hostos: las luces peregrinas, Marcos Reyes Dávila: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Eugenio María de Hostos: praxis teatral, Anamín Santiago: Río Grande, La Casa Editora, 2022

La peregrinación de Bayoán de Eugenio María de Hostos, Carmen Vásquez: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

La pedagogía de la liberación en Eugenio María de Hostos, Ángel Villarini Jusino

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